Pablo Casado es el candidato llamado a liderar el PP, pero la negociación que ya encabeza es compleja. El PP está dividido territorialmente tras la victoria de Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias. Los dos aspirantes tratan de acercar posturas para un reparto de poder difícil y en el que la tercera en discordia, María Dolores de Cospedal, tiene mucho que decir.
"Va a ser un trabajo intenso. Pero estamos muy animados", decía un miembro de la candidatura que asistía en Génova al escrutinio de los compromisarios.
Sáenz de Santamaría sabe que tiene difícil presidir el PP. La correlación de fuerzas no juega su favor. La ex vicepresidenta ha arrancado esta segunda vuelta aferrándose al derecho de la lista más votada que siempre ha hecho el PP. Necesitará algo que más de eso si quiere ganar el congreso. Los barones afines a Cospedal dan por hecho el apoyo de su candidatura a Casado. Pero como recordó el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo, uno más uno no siempre son dos en política.
La cuota de Cospedal: Dolors Montserrat y otros
La integración entre Cospedal y Casado no es tan sencilla como parece a priori. La secretaria general no aspira a cargo alguno, pero está decidida a amarrar el futuro de los que han dado la cara por ella, como por ejemplo un valor en alza que ahora queda descolocado como Dolors Montserrat. Casado necesita equilibrar el precio de ese apoyo en forma de cuota con las promesas de renovación y caras nuevas que tan bien han sentado en una parte importante de la militancia.
Sáenz de Santamaría puede perder si hay acuerdo de sus rivales, pero su lista fue la más votada por los militantes en Andalucía, Cantabria, Comunidad Valenciana, Castilla y León, País Vasco, La Rioja y Melilla. No puede quedar al margen. "Para entendernos, Casado no puede hacer a Sáenz de Santamaría lo que Sánchez le hizo a Díaz en el PSOE después de ganar las primarias", dice un diputado del PP todavía neutral.
Además de las primarias de candidatos, los afiliados del PP eligieron el jueves 2.612 de los 3.184 compromisarios. Estos delegados elegirán al nuevo presidente del PP los días 20 y 21 de julio. Los territorios en los que ganó Sáenz de Santamaría elegían 1.369 delegados. El resto, donde vencieron Casado y Cospedal, 1.243. "Decir estos son mis compromisarios, mis votos, y yo los doy, los quito, los pongo, los sumo, los bajo... esto no funciona estrictamente así", dijo Maillo.
El hecho de que Sáenz de Santamaría ganase el voto de esas comunidades no quiere decir obviamente que todos los delegados sean suyos. De hecho, la lógica indica que si Cospedal apoya a Casado, el vicesecratario de Comunicación tenga más compromisarios que su rival. La ex vicepresidenta es consciente, por eso sus primeras palabras fueron para tender la mano. Su baza en la negociación es sobre todo territorial. Sáenz de Santamaría se ha impuesto con claridad en las comunidades cuyos barones estaban con ella. Cospedal, sin embargo, sólo ha podido retener la victoria en Castilla La Mancha, que preside, y Galicia. Casado ha arrasado en Madrid o Cataluña.
63% no apoya a Santamaría, ¿o sí?
A partir de ahí, todas las opciones están abiertas. El PP decidió aplazar al lunes el resultado de los compromisarios. El objetivo es no calentar más la batalla. El riesgo de fractura es evidente, porque la votación del jueves ha evidenciado que el PP sigue teniendo dos almas. Hay barones que todavía no se han pronunciado. Uno de ellos, quizá el más importante, es Alberto Núñez Feijóo. En Galicia, ganó Cospedal por delante de Casado. Sáenz de Santamaría quedó tercera pero a poco más de 50 votos de Casado.
El acuerdo antes del congreso es difícil, pero no imposible. El equipo de Sáenz de Santamaría mantiene que tiene opciones de ganar y que ya está hablando con los líderes territoriales. Casado, por su parte, reclamó el viernes que hay un "63% de militantes que también quiere decidir" -en alusión a los que no apoyaron a Sáenz de Santamaría- y por eso ha defendido llegar hasta el final y que decidan los compromisarios en el congreso. El ganador puede resolverse por un puñado de votos.
Casado también dijo que está hablando ya con todos los barones. Su intención es llevar su candidatura al congreso, donde se espera una votación de infarto. El objetivo: no fracturar el PP más de lo que está: "Reintegrar a todo el mundo pero eso sí, pasado el congreso", dijo Casado.