Cada año, desde hace 24, el madrileño distrito de Salamanca rinde homenaje a Gregorio Ordóñez, el teniente de alcalde de San Sebastián asesinado por ETA. Cada año, dese hace 24, sin faltar ni uno, un centenar de militantes del partido recuerdan a su compañero asesinado. El acto se celebra en los ardines que llevan su nombre, donde crece, desde entonces, un roble plantado sobre arenas de la playa de la Concha.
Mariano Rajoy no solía frecuentar esta ceremonia. Pablo Casado ha estado allí. Como el pasado año, y el otro... Junto a Anar Iríbar, la viuda de Ordóñez, y un nutrido grupo de dirigentes de su formación. Pío García Escudero, Ángel Garrido, Javier Maroto, José Luis Martínez Almeida, Isabel Díaz Ayuso. También Jaime Mayor Oreja, ente otros.
Con veneración, con admiración, en reconocimiento a una de las centenares de víctimas de la barbarie del terror etarra, los asistentes recordaron a quien ya es un símbolo para el partido y para España. El viento implacable y el gélido termómetro no disuadieron a quienes desde hace tanto tiempo memoran al desaparecido pero no olvidado. Algunos de los asistentes, vecinos de la zona, acuden cada año. Nunca lo conocieron, pero están ahí. Emocionados ante las palabras de su viuda, quien con verbo poderoso, dibujó alguno de los elementos que componían aquel sueño de su esposo. "No buscaba los votos, nunca lo hizo. Quería nuestra adhesión, nuestra lealtad, y nuestra conciencia, porque es lo que él le daba a todo el mundo".
Una presencia obscena
Casado mencionó que Gregorio tenía 37 años cuando fue vilmente asesinado por los etarras. La misma edad del dirigente del PP. Y mencionó que "esta mañana hemos escuchado en alguna radio su voz, su recuerdo. Y también hemos escuchado que Mikel Antza, el que fuera jefe de ETA durante 12 años, ha vuelto a España, después de cumplir una anecdótica condena en Francia, para pasearse por aquí libremente". Es un espectáculo de una obscenidad incalificable, que no se puede soportar, dijo. Y denunció que "no haya ni un fiscal, ni un juez, que haga lo que se debe hacer, que le pregunte a este tipo qué sabe de los trescientos asesinatos cometidos por la banda que aún están por resolver. "Me avergüenza que en una democracia occidental y en pleno siglo XXI todavía se vivan situaciones como ésta.
Y denunció el acuerdo que prepara el Gobierno para entregarle las competencias en materia penitenciaria al PNV para que "convierta las prisiones del País Vasco en unas cárceles de la impunidad". Como ya ha hecho en Cataluña, donde los golpista negocian los presupuestos de este país cómodamente desde sus celdas. "En este país, muchos parecen haberse olvidado de que disfrutamos de la libertad y de la democracia gracias a gente como Goyo y tantas víctimas con cuya vida acabaron estos asesinos a quienes pretenden ahora situar en un mero apunte a pie de página en la historia reciente de España".