El funcionamiento del grupo de Podemos en el Congreso tras la batalla de Vistalegre II no está siendo del agrado de toda la bancada morada. Según ha podido saber Vozpópuli de fuentes parlamentarias, las decisiones que toman Pablo Iglesias y su círculo no son lo suficientemente compartidas, a diferencia de la etapa anterior, cuando al frente del grupo en la Cámara baja se encontraba el exnúmero dos del partido, Íñigo Errejón.
A finales del pasado año, en el arranque de la legislatura, una de las cuestiones que priorizó la anterior jefatura parlamentaria fue "impulsar la coordinación entre comisiones y la dirección para la presentación de iniciativas legislativas". Sin embargo, ahora, las fuentes consultadas sostienen que aquí "hemos retrocedido varios pasos" y echan en falta una mayor interlocución con las distintas áreas.
En este contexto, remiten al episodio vivido este semana con la presentación de una proposición no de ley (PNL) para suprimir del Código Penal el artículo 578, precepto que contempla el delito de enaltecimiento del terrorismo. Así, tales fuentes aseguran que hubo miembros de "comisiones limítrofes", es decir, muy próximas a la que llevó este asunto, la de Justicia, que se enteraron del contenido de esta polémica PNL por la prensa. Sostienen que la iniciativa en cuestión, plantear una reforma de tal calado en el Código Penal como la eliminación de todo el artículo 578, exigía "mayor conocimiento y participación de compañeros y compañeras de otras áreas" a las que también afecta el redactado de la proposición.
A esta organización especialmente centralista se suma "cierto exceso de personalismo" en la conducción del grupo, comentan las fuentes citadas. Y es que las mismas creen que Iglesias podría estar pecando de un protagonismo "innecesario y tal vez contraproducente" al acaparar la defensa de iniciativas parlamentarias registradas por otros diputados.
Las fuentes consultadas ven "cierto exceso de personalismo" de Iglesias en la conducción del grupo parlamentario
Tras la recomposición del organigrama del grupo en función del resultado de Vistalegre, cónclave celebrado los días 11 y 12 de febrero, Iglesias ha aumentado su participación en el debate parlamentario, ya sea subiendo a la tribuna de oradores o desde el propio escaño. Y lo ha hecho a base de sustituir a última hora a los diputados que debían intervenir. Diputados que poseen más bagaje que Iglesias en cada uno de los temas, por ser de su ámbito de competencia, y que no han tenido más remedio que ceder a los deseos del jefe para que fuera él quien captara el foco mediático.
De los perros a la eutanasia
Así ocurrió, por ejemplo, cuando reemplazó a Juan López de Uralde (Equo) en la enmienda que planteaba que no se pueda cortar el rabo a los perros por "motivos estéticos". O cuando no dejó que fuera la portavoz de Podemos en la Comisión de Sanidad, Mae de la Concha, quien se repartiera el tiempo con Marta Sibina (En Comú) y Alberto Garzón (IU) para defender la proposición de ley a favor de legalizar la "eutanasia activa".
Sin ir más lejos, en la sesión al control del Gobierno de este miércoles, Iglesias no permitió que el diputado Juan Antonio Delgado, agente en excedencia de la Guardia Civil, tomara la palabra para preguntar al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, por la supuesta adjudicación de un piso de la Benemérita al director de la Dirección General de Tráfico, Gregorio Serrano. El líder de Podemos se valió de que Delgado había registrado una pregunta parlamentaria sobre la necesidad de equiparar los sueldos de Policía y Guardia Civil a los de las policías autonómicas para cambiarla por la del episodio del director de la DGT, a raíz de una información difundida el domingo por La Sexta.