La dimisión de Cristina Cifuentes como presidenta de la Comunidad de Madrid, salpicada por una supuesta trama de corrupción universitaria y precipitada por el vídeo de un hurto en Eroski en 2011, ha salvado a Ciudadanos de tener que retratarse en cuanto a su apoyo o rechazo a una moción de censura que aupara al candidato socialista Ángel Gabilondo al gobierno regional.
Desde que venciese el plazo que la formación naranja puso al PP para aceptar una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid sobre el máster cursado por Cifuentes en la Universidad Rey Juan Carlos, Rivera y los suyos optaron por instar a Rajoy a presentar un candidato "limpio de corrupción" que permitiese la continuidad de la lista más votada hasta las próximas elecciones.
El rechazo de Cs al nacionalismo le aupó en las urnas catalanas y, de ser replicado en otras comunidades, podría beneficiarles de cara a las generales
Pero Cifuentes no dimitía y el partido naranja estaba cada vez más presionado por las fuerzas de la oposición, que le acusaban de mantener a un partido cercado por los casos de corrupción. Hasta que llegó el 25 de mayo. Mientras se debatía en el Pleno el proyecto presupuestario para el 2018, la ya ex presidenta anunciaba su marcha.
La imagen de Ciudadanos como azote de la corrupción quedaba intacta y tocaba endurecer el discurso antinacionalista, pues su rechazo al nacionalismo le aupó en las urnas catalanas y, de ser replicado en comunidades como País Vasco o Navarra, podría beneficiarles de cara a unas elecciones generales.
"Nadie es más que nadie"
"¿Qué es eso de los derechos históricos? Derechos pasados o inventos para pedir réditos futuros y privilegios. Aquí no hay derechos históricos. Aquí nacemos libres e iguales y tenemos derechos ciudadanos y personales, no territoriales. Nadie es más que nadie", argumentó Rivera en su última visita a León.
Esta semana, en medio del debate de los PGE, el líder naranja cargaba contra los nacionalistas vascos. Si bien, Cs ha abrazado el acuerdo entre Gobierno y PNV, los días previos a la votación advertía de su rechazo a las cuentas si las negociaciones implicaban cesiones a País Vasco en materia de Seguridad Social o presos etarras.
Por su parte, desde Navarra, el secretario general de Cs, José Manuel Villegas, insistía: "Todos los navarros deben saber que donde Ciudadanos sea decisivo no gobernarán populistas y nacionalistas". "La amalgama de partidos que forman el cuatripartito quieren que Navarra pierda su identidad y pluralidad". En este sentido, ha afirmado que "Ciudadanos defenderá en el Congreso la derogación de la Disposición Transitoria Cuarta ya que es una espada de Damocles que amenaza a esta comunidad y que ni PP ni PSOE han querido abordar realmente durante estos años, a pesar de sus mayorías", reprochaba.
Replicar la estrategia
Sin embargo, según Marta Rebolledo, subdirectora del Máster en Comunicación Política de la Universidad de Navarra, el respeto de Ciudadanos a la Constitución implica que no vayan a exigir la "eliminación" de los derechos históricos. "No van a pedir que se eliminen derechos históricos o convenios económicos, pero sí vienen a decir que las gestiones entre sendas comunidades y el Gobierno se dejen de hacer a puerta cerrada y de forma más transparente", analiza. Y añade que, para que "cale bien el mensaje", necesitan "tiempo y pedagogía".
El discurso antinacionalista les ha hecho más fuertes, pero no será tan fácil que penetre en Navarra o País Vasco"
"El rechazo al nacionalismo y el rechazo a la corrupción son temas primordiales en el discurso de Ciudadanos, pero su gestión del tema catalán le ha propiciado un gran apoyo a nivel estatal, les ha hecho fuertes y no es de extrañar que quieran replicar la misma estrategia en otras comunidades de España", considera Marta Rebolledo, subdirectora del Máster en Comunicación Política de la Universidad de Navarra.
Según Rebolledo, el discurso antinacionalista les ha hecho "más fuertes", pero no será tan fácil que penetre en Navarra o País Vasco, por ejemplo. "Ciudadanos respeta la Constitución y como tal, no van a pedir que se eliminen derechos históricos o convenios económicos, pero sí vienen a decir, en la línea de su modelo país, que las gestiones entre sendas comunidades y el Gobierno se dejen de hacer a puerta cerrada y de forma más transparente", analiza. Y añade que, para que "cale bien el mensaje", necesitan "tiempo y pedagogía".
Votos que duelen menos
El consultor de comunicación política en Ideograma y responsable del proyecto Beers&Politics, Xabier Peytibi, cree que a Ciudadanos, y al resto de partidos, le "duele" menos perder votos en algunos sitios, "ya que se recuperan en otros". "Los nacionalistas vascos ya no les votan. Y los no nacionalistas tampoco, por ahora, por lo que no creo que lo que le pueda hacer perder votos en el País Vasco sea el discurso antinacionalista", opina.
"Que Ciudadanos no haya tenido que llegar hasta el final ante la disyuntiva de echar o no a Cifuentes en Madrid, un caso mediático donde los haya, les ha ido más que bien para continuar con el mensaje de que son totalmente duros con cualquier acto de corrupción", señala Peytibi. En este sentido, apunta, mientras les funcione este mensaje deben explotarlo: "Y lo hacen".
El mensaje de igualdad o de quitar fueros quita votos en determinados lugares, pero ayuda a potenciar el mensaje antinacionalista en el resto de España"
Pero es algo en lo que, de acuerdo al consultor, ya no gastan tanta energía. "Al no peligrar y ser creíble para sus potenciales votantes este mensaje anticorrupción han visto que ampliando al rechazo al nacionalismo periférico pueden lograr aún más votos, entre los 'nacionalistas españoles', que solían votar al PP, pero también al PSOE", destaca. Y es, en su opinión, una buena estrategia electoral: "Quita directamente votos a los populares y, si lo sumamos al tema corrupción, ya son dos las razones para convencer al electorado indeciso a cambiar de partido".
Por otro lado, el responsable de Beers&Politics apunta a un tercer mensaje básico, además de anticorrupción y antinacionalismo periférico: la igualdad entre todos. "Tenga o no sentido político, esta idea cala en la ciudadanía más española, que no quiere que ningún territorio sea diferente al 'todo' español. Es decir, ese mensaje de igualdad, de quitar fueros, o de dar menos prevalencia a las lenguas propias, puede quitar votos en determinados lugares, por ejemplo, en el País Vasco, pero por el contrario, ayuda, y mucho, a potenciar el mensaje antinacionalista en el resto de España. Son coherentes con su mensaje", explica.