La iniciativa del Gobierno escocés de Nicola Sturgeon de crear un nuevo cuerpo consular para todo el territorio de Escocia provocó en abril un incidente diplomático con España, al enterarse que desde Madrid se había persuadido al Foreign Office para que prohibiese esta asociación por temor a que se convirtiese en un precedente en el que se mirase Cataluña.
Hasta este año había dos cuerpos consulares (el de Edimburgo-Leith por un lado y el de Glasgow por el otro) que no tenían ninguna relación entre ellos. El Ejecutivo de Sturgeon invitó en febrero a todos los cónsules acreditados en territorio escocés y les planteó la "unificación" de ambas asociaciones en una sola, según explicó el cónsul español en Edimburgo, Miguel Ángel Vecino, en un correo diplomático al que ha tenido acceso Vozpópuli.
El representante español alertó el 21 de abril al Ministerio de Asuntos Exteriores de los planes de Sturgeon, justo cuando la negociación del Brexit vivía uno de sus recurrentes momentos de tensión. "No puede sino extrañar este repentino incremento de la tensión y la actividad política en Escocia", plasmó por escrito.
"Nunca antes habían visto tanta actividad consular"
"Consultados colegas que llevan aquí muchos años, todos sin excepción me dijeron que nunca antes habían visto tanta actividad consular, tan repentina y tantos preparativos en el Gobierno (de Sturgeon) para tratar con los cónsules", añadió Vecino al respecto.
Tal suceso provocó nerviosismo en Madrid. El jefe de Gabinete de Josep Borrell, el diplomático Camilo Villarino, advirtió al cónsul español que la Generalitat de Quim Torra ya intentó lo mismo con los cónsules acreditados en Cataluña. "La construcción de una asociación consular semejante en Barcelona ha sido uno de los instrumentos clave que ha utilizado la Generalitat para tratar de ganar a su causa a los cónsules de carrera y honorarios en Cataluña", indicó esta persona de la máxima confianza del ministro de Exteriores.
Al día siguiente, José María Fernández López de Turiso, ministro consejero de la embajada española en Londres, llamó al Foreign Office para informarles de ello y su interlocutor mostró su “absoluta sorpresa” pues en la capital británica desconocían dicha iniciativa.
Aquella gestión española llegó a oídos del Ejecutivo de Sturgeon. Frank Strang, 'número dos' del Ministerio escocés de Asuntos Exteriores, le dijo al cónsul español que Londres les había llamado para preguntarles qué pasaba con la asociación consular en España pues “la embajada de España les había contactado porque estaba inquieta a propósito de esta asociación y querían saber si el Foreign Office la iba a prohibir”.
Strang transmitió al representante español su “sorpresa” ante la citada “inquietud de la Embajada de España” y dijo no entender por qué habían hecho esta gestión. "Le respondí que era una simple pregunta pero no creía que hubiese realmente inquietud y menos aún que se preocupasen de la supuesta prohibición de la asociación consular", le respondió el cónsul para salir del paso.
La embajada española elaboró un telegrama sobre este caso que envío a principios de mayo a Madrid (ver abajo). El 'número dos' del embajador Carlos Bastarreche relató qué pasos se habían dado y cómo había explicado al Foreign Office "la situación desde nuestro punto de vista y la experiencia con los cónsules extranjeros en Cataluña".
"El paralelismo, en el sentido de que una administración regional cultivaba por razones de política interna al cuerpo consular extranjero, le resultó muy revelador al Foreign Office", se apuntó en el citado documento.
Londres estaba interesado “sobremanera” en saber si el Gobierno de Sturgeon estaba formalmente detrás de la iniciativa o participaba en ella institucionalmente. "Parece que, al menos formalmente, esto no es así; aunque todo hace imaginar que cuenta con los parabienes del Gobierno escocés", concluía el diplomático Fernández López de Turiso.