La forzosa renuncia de Dolores Cospedal ha sumido al PP de Castilla la Mancha en una profunda conmoción. Su presidente, Francisco Núñez, apenas hace un mes que asumió la presidencia, tras unas primarias en las que arrasó con un 80 por ciento de los votos. Núñez se encontraba en Helsinki, en la expedición que ha viajado junto a Pablo Casado a la cumbre del PP europeo, cuando se produjo la bomba informativa. Cospedal renunciaba a su escaño sin apenas aviso previo. Se refería en su misiva del adiós a su gente del PP manchego, al que pedía perdón por su salida y confirmaba que seguirá siendo afiliada de a pie por Albacete, su provincia natal. Silencio absoluto en el partido. Mutismo oficial. Tan sólo una breve nota se refería al "ejemplo de generosidad" de la dimisionaria.
Los populares de Castilla-La Mancha recibieron la noticia de la renuncia entre la extrañeza y la desolación. Todo fue demasiado rápido. Confiaban en que la que fuera su líder durante tres lustros pudiera capear el temporal de las escuchas y proceder a esa 'salida escalonada y razonable' que pretendía. Cospedal había renunciado a la presidencia del PP regional este mes de septiembre, para dar paso a unas elecciones internas a fin de elegir a su sucesor. Todo el partido estaba diseñado a su imagen y semejanza. El PP castellano-manchego era Cospedal. De ahí el impacto que ha producido su salida definitiva. De ahí que se hable de 'huérfanos' de la lideresa.
En el puesto de Javier Arenas
Núñez, su heredero, 36 años, fue alcalde de Almansa, presidente regional de Nuevas Generaciones y uno de los jóvenes pujantes de la formación. Estrechó lazos con Pablo Casado cuando ambos coincidieron como dirigentes de sus respectivas organizaciones juveniles. Comparten generación, inquietudes y una forma de ver el futuro del PP. Vicente Tirado, quien fue durante años la mano derecha de Cospedal, aparecía como el heredero razonable. Optó, como su 'jefa', por incorporarse a la cúpula del 'nuevo PP en Madrid.
Dejó su región de origen, donde manejaba la sala de máquinas tanto de la comunidad como del partido, para incorporarse al comité de Dirección en Génova, en su calidad de vicesecretario autonómico y local. Era el puesto que tenía Javier Arenas, el gran rival de Cospedal. Surgió entonces la opción de Núñez, bien visto en la dirección general y prohijado de la propia Cospedal, quien le otorgó sus bendiciones antes de las primarias.
Núñez ha agrupado a dirigentes de las distintas familias que integran el PP de esta comunidad. Ha diseñado una Ejecutiva joven, con ilusión y ganas de ponerle las cosas muy difíciles al presidente Emiliano García Page, quien gobierna merced al incómodo apoyo de Podemos. Todo iba bien hasta el terremoto de Villarejo y la salida de Cospedal. El partido se encuentra en avanzado estado de estupefacción. En los días en que iban surgiendo las grabaciones, se debatía en Toledo la posibilidad de erigir a Cospedal en presidenta de Honor de la formación. Unos días de suspense, a la espera de una salida. "Va estar mejor en casa, pero nos ha dejado muy abatidos", comenta un veterano diputado regional.
Una losa para la campaña
García Page se frota las manos. A menos de seis meses de las próximas autonómicas tiene enfrente a un PP en fase de reconstrucción, con una losa a sus espaldas en forma del escándalo de Cospedal. "El PP ya no es rival para el PSOE manchego, nuestro principal enemigo es Pedro Sánchez y sus socios independentistas", señala un socialista de esa zona.
El PP logró poner una pica en Flandes bajo el mandato de la ahora dimitida. Cospedal consiguió derrotar al PSOE en una comunidad en la que siembre habían gobernado. Era la segunda edición del cortijo andaluz. No sólo derrotó al partido 'invencible', sino que consiguió la mayoría absoluta para presidir la Junta. Fueron cuatro años excepcionales, que no tuvieron continuidad. Este mes de mayo, el horizonte aparece muy sombrío para la formación conservadora. La caída de su presidenta no augura grandes resultados en las urnas. Núñez, eso sí, lo intentará.