Política

La desmovilización obliga a Podemos a reconciliarse con los sindicatos

La formación de Pablo Iglesias necesitará irremediablemente la ayuda de las centrales para que una contestación de la calle a posibles tijeretazos de Rajoy sea contundente. CCOO y UGT suman 1,8 millones de afiliados mientras que el partido morado apenas supera los 100.000 militantes activos.

  • Pablo Iglesias, junto a Ignacio Fernández Toxo (CCOO) y Josep María Álvarez (UGT).

El pinchazo de Podemos en su llamamiento a participar en el ‘Rodea el Congreso’ del día de la investidura (la marcha se limitó a entre 3.000 y 6.000 manifestantes, según Interior) ha puesto de relieve los problemas que encontrará la formación morada para desplegar la estrategia que plantea su líder, Pablo Iglesias: “Hacer política en la calle antes que en el Parlamento”. El secretario general de Podemos y otros portavoces de la organización viene insistiendo en que el nuevo mandato de Mariano Rajoy (PP) estará marcado por una ola de movilizaciones sociales. Pero, la pregunta es obligada: ¿Quién asumirá el peso de tales convocatorias? La respuesta no pasa por Podemos sino por el papel que jueguen los sindicatos, que seguirán siendo un actor determinante.

Y es que, tal y como quedó probado el pasado sábado, la formación morada no tiene el golpe de principios de 2015, cuando congregó a 100.000 simpatizantes en la Puerta del Sol en una ‘Marcha del Cambio’ que incluso se esperaba más multitudinaria. Los ciudadanos han cogido la matrícula a Podemos después de dos elecciones generales en el último año en que su proyecto se ha dejado un millón de votos en las urnas. A ello se suma el haberse creado una imagen de conflictividad en las relaciones con otras fuerzas de izquierda, algo que demostró imposibilitando un gobierno del PSOE respaldado por IU y Compromís en la anterior legislatura o poniendo en cuarentena sus acuerdos con los socialistas en varias comunidades a raíz del “abstencionazo”  que dijo Iglesias en la tribuna del Congreso.

El electorado ha ido tomado buena nota de ello y a día de hoy sólo un reducto de incondicionales secunda en la calle a la coalición Unidos Podemos. No obstante, en el partido morado, como decía este domingo su número dos, Íñigo Errejón, quieren mirar al futuro y aseguran que estarán muy pendientes a que vuelva a “subir la marea” de la presión social. De momento, el secretario político de Podemos ya anuncia movilizaciones de su formación si el próximo Gobierno de Mariano Rajoy mete mano a las pensiones, cuya hucha se encuentra en una situación delicada. Esta cuestión y los Presupuestos Generales del Estado son las medidas más urgentes que debe abordar el Ejecutivo entrante.

Errejón sostiene que en Podemos estarán muy pendientes a que vuelva a “subir la marea” de la presión social

Sin embargo, la formación morada necesitará irremediablemente la ayuda de los sindicatos para que una contestación de la calle a posibles tijeretazos de Rajoy sea contundente. Y aquí Podemos tiene el hándicap de haber mantenido una visión especialmente crítica de las centrales. Tanto que Somos, el sindicato nacido desde el partido de Iglesias para explorar una vía alternativa a las organizaciones tradicionales, ha calificado a Comisiones Obreras y UGT como una “casta sindical que nos avergüenza” donde “unos pocos privilegiados toman las decisiones que afectan a todos” y existe un modelo “mayoritariamente patriarcal”, esto es, con escasa presencia de mujeres en los órganos directivos. Pese a tales juicios, Somos ha apostado por la colaboración con estas formaciones sindicales.

Sin la implicación de los sindicatos, Podemos no podrá capitalizar en el Parlamento ningún reclamo social de cierta envergadura. Ahora mismo, la formación morada calcula que sus militantes activos apenas superan los 100.000 (en la consulta a las bases sobre el pacto PSOE-C’s el pasado abril votaron alrededor de 150.000 inscritos). En cambio, CCOO y UGT suman un bloque de un 1,8 millones de afiliados (909.052 y 928.846 cotizantes respectivamente al cierre de 2015), cuyo empuje en la calle si podría alterar la paz social con efectos en las decisiones del Gobierno.

Calma tensa hasta enero

Por ahora, la senda que desveló el propio Rajoy en el debate de investidura respecto a posibles ajustes es la de “esperar al cierre de 2016 para ver si la tendencia en la evolución de los ingresos continúa”. Bruselas ha pedido a España que reduzca el déficit al 3,1% el próximo, lo que obligaría a recortar el gasto en 5.500 millones de euros. En el mes de enero el Gobierno ya podrá hacerse buena idea del desenlace, que llegará en torno a marzo con la comunicación a la Comisión Europea.

Entretanto, Iglesias ha instado a los simpatizantes de Podemos a “prepararse” para cuando los sindicatos convoquen una huelga general, medida con la que ya ha amenazado el secretario general de UGT, Josep María Álvarez, si el Ejecutivo popular recorta las pensiones o  mantiene su reforma laboral.

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