De la 'tranquilidad' parlamentaria a ausentarse del Congreso de los Diputados cuando se está celebrando una moción de censura en tu contra. Eso es lo que le ha pasado a Mariano Rajoy en apenas 8 días. Hace poco más de una semana, Rajoy era un presidente del Gobierno con la estabilidad garantizada gracias a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Ocho días después, se ha visto desplazado de la jefatura del Ejecutivo por un Pedro Sánchez que ha seguido el camino diametralmente opuesto: de no tener escaño a ocupar el sillón de La Moncloa.
El pasado 23 de mayo, el Gobierno sustentado por el Partido Popular conseguía aprobar los segundos Presupuestos de la legislatura después de meses de incertidumbre y tras una ardua negociación con el Partido Nacionalista Vasco. Los nacionalistas, después de un tira y afloja a cuenta del Artículo 155 y de no pocas contrapartidas para su territorio, daban el visto bueno a las cuentas del Gobierno que aventuraba un año de sosiego parlamentario.
Pero todo dio un giro de 180 grados apenas unas horas después. En la mañana del jueves 24 de mayo se conocía la sentencia del caso Gürtel, con condena civil al PP incluida por haberse lucrado con las actividades de la trama delictiva, y se empezaba a vislumbrar la otra condena; el castigo político a un Mariano Rajoy de quien la propia Audiencia Nacional había cuestionado la credibilidad de su testimonio durante el juicio.
No tardaron en llegar las voces que pedían una moción de censura al presidente y así fue. Al día siguiente de conocer la condena, el viernes 25 de mayo, Pedro Sánchez anunció la cuarta moción de censura de los últimos 40 años. El secretario general del PSOE admitió que la aritmética parlamentaria era complicada -nadie en ese momento pensó que la moción tuviera un sino distinto al de las anteriores-, pero se empezó a hablar de los apoyos de los grupos nacionalistas e independentistas para conseguirlo. En el otro flanco, Ciudadanos también empezaba a dar por agotada la legislatura pidiendo la dimisión de Rajoy y exigiendo la convocatoria inmediata de elecciones. Por uno u otro lado, empezaba a vislumbrarse el final de Rajoy.
El PNV, que apenas una semana antes había sido el sostén de los presupuestos de Rajoy, le dejaba caer unos días después previo compromiso de Sánchez a continuar con las mismas cuentas públicas
Arrancó la moción con premura, apenas una semana después de conocerse la sentencia de Gürtel, y aunque marcada por las incógnitas, el jueves 31 de mayo el PNV despejaba la incógnita: apoyaría la moción de censura. Fin de la partida. Rajoy ausente del Hemiciclo y Sánchez preparándose para alcanzar la presidencia. El PNV, que apenas una semana antes había sido el sostén de los presupuestos de Rajoy, le dejaba caer unos días después previo compromiso de Sánchez a continuar con las mismas cuentas públicas.
El viernes, primer día de junio, se consumaba el final. Rajoy apareció esta vez, aunque tarde, para votar en contra de su fin. Pero 180 diputados votaron sí a Sánchez. En ocho días, la política española había dado un vuelco que hoy España comienza a digerir.