Política

El largo 'entierro' político de Rocío Monasterio en Vox: "Los de Intereconomía han completado la opa"

Fuentes de Bambú reconocen su "sorpresa" tras la dimisión de la portavoz en la Asamblea de Madrid, que no avisó de sus planes. "Ha sido totalmente ninguneada", afirman en su entorno

Nadie esperaba en Bambú, cuartel general de Vox, el requiebro final con el que Rocío Monasterio (Madrid, 1974) puso fin este jueves a su andadura política. Un adiós cargado de reproches que fue recibido con "sorpresa" por la dirección nacional de la formación liderada por Santiago Abascal, que 48 horas antes le había comunicado su cese al frente del partido en Madrid. Sin agradecimientos más allá de su equipo, Monasterio evidenció su distanciamiento con la cúpula del partido conjugando en pasado las virtudes del proyecto. "Cuando las cosas eran difíciles, cuando el espíritu de todos era limpio y cuando el partido destacaba por la solvencia de muchos de sus miembros", dijo en una comparecencia sin preguntas, de apenas cinco minutos.

Monasterio, en línea con una larga lista de purgados y desertores de Vox, denunció la falta de "democracia interna" e ironizó con la posibilidad de que fuera ella la "directora del grupo jurídico del Congreso" sin haberse "enterado". Una mofa velada al error del partido al votar favorablemente a la ley que beneficiará a 44 presos de ETA, saldado, como en el PP, sin depurar responsabilidades pese al malestar interno. El bonus track de su repertorio de dardos fue, quizás, su defensa de la política como un oficio temporal desprovisto del afán por conseguir un "puestecito del que vivir eternamente" (¿Abascal?). 

La hasta ahora portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, en definitiva, se despachó a gusto tras más de un año y medio condenada al ostracismo dentro de la formación. "Ha sido uno de los mayores activos femeninos que ha tenido el partido y ha sido totalmente ninguneada", se lamentan en conversación con Vozpópuli fuentes de su entorno. Otras voces del partido en Madrid apuntan a que su relevo al frente del Comité Ejecutivo Provincial –el portavoz nacional, José Antonio Fúster, exdirector de 'La Gaceta de los Negocios' y de Medios Digitales en el Grupo Intereconomía– representa otra muestra del ascenso "de la gente de Julio Ariza" y de los "colegas de Kiko [Méndez-Monasterio]", asesor áulico de Abascal. "Los de Intereconomía han completado la opa", zanja la primera fuente citada.

Una queja recurrente por parte de muchos exdirigentes de Vox. Y un contexto, el desgranado extensamente por Macarena Olona en sus memorias [Soy Macarena, La Esfera de los Libros, 2023], que choca frontalmente con la versión aportada desde Bambú. En el cuartel general del partido narran un fin de ciclo relativamente pacífico tras la reunirse Monasterio el lunes con Ignacio Garriga, secretario general de Vox, en la planta cuarta de la sede nacional y "pedir dos días" para decidir si seguía o no como portavoz para batirse el cobre contra Isabel Díaz Ayuso en la arena política madrileña. Pero Monasterio no avisó a nadie en Bambú. Ni tampoco a la mayoría de sus nueve compañeros de bancada en la Asamblea. Dio el portazo y dejó la política para regresar, dijo, a su anterior trabajo como arquitecta.

Rocío Monasterio, exportavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, dice adiós a la política, este jueves.Carlos Luján | EP

Se trata, no obstante, de la crónica de una muerte (política) anunciada. Lejos de forzar su cese como sucedió el lunes, algo siempre ingrato de cara a la opinión pública, la dirección nacional de Vox esperaba desde hace meses que fuera la propia Monasterio quien diera el paso al lado. Algo que estuvo a punto de suceder en varias ocasiones, convertida su situación en un tema tabú para los primeros espadas de la formación. ¿La postura en privado? La de Don Tancredo: silencio absoluto, despejar balones, como suecos una vez preguntados por la posición interna de quien fuera la máxima figura femenina del partido hasta la llegada de Olona. Una mujer que junto a su marido, Iván Espinosa de los Monteros, formó parte del Monte Rushmore del populismo de derechas –junto con Abascal y Olona– que irrumpió en 2019 en la escena política nacional.

Fúster tardó apenas dos horas en anunciar a su sucesora, Isabel Pérez Moñino, quien concurrió como número 7 en las elecciones autonómicas del 28 de mayo de 2023. Abogada de profesión y actual portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Fuenlabrada, Fúster la definió como "una mujer completamente entregada al partido, inteligente, formada y con ilusión". De Monasterio, que ni lo citó en su comparecencia ni en su despedida posterior en redes, dijo no poder compartir sus "interpretaciones" y le agradeció los servicios prestados al partido "durante todos estos años". En concreto, 10; desde la fundación del partido.

"El último cabo suelto"

"A quien yo miro atentamente es a Rocío Monasterio", sugirió Olona el pasado enero durante una entrevista en Telecinco. La exportavoz parlamentaria de la formación, principal quebradero de cabeza para Bambú desde que abandonara el partido, en otoño de 2022, aseguró que era "el único cabo suelto que Vox tiene dentro, una vez que han conseguido callar y humillar a Javier Ortega Smith comprándole con ese puesto de Vox", en referencia a que Abascal lo mantuviera en el Comité Ejecutivo Nacional tras su conato de rebelión. "Rocío supone un obstáculo al negocio del patriotismo de Vox", apostilló la abogada del Estado.

La referencia de Olona llegaba en un momento donde la soledad de Monasterio ya era más que palpable. La marcha en agosto del año pasado, tras el impotente 23-J de la derecha, de Espinosa de los Monteros, además de marido, cabeza visible del sector más liberal de Vox, puso el foco en su futuro en el seno de la formación. Emprendida por Abascal una catarsis ideológica hacia un conservadurismo radical, los dirigentes más tradicionalistas e iliberales escalaron posiciones en la organización desplazando al resto de perfiles.

Rocío Monasterio e Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, el 11 de septiembre de 2023.Alberto Ortega | EP

Además, sendas mayorías absolutas del PP en la comunidad y la capital minimizaron el papel de Monasterio y Ortega Smith en Asamblea y Ayuntamiento. La falta de tirón contra Ayuso y José Luis Martínez Almeida y la necesidad de fraguar nuevos liderazgos parecían asignaturas inabordables para Abascal. Monasterio bajó de un 9% de votos en 2019 al 7% de las últimas elecciones autonómicas. Su ausencia en el Comité Ejecutivo Nacional que Abascal renovó en enero –ampliando de 11 a 20 sus miembros, y quedando Monasterio sin afines en la cúpula– y renuncia de José Luis Ruiz Bartolomé a su acta de diputado autonómico, su mano derecha en la Asamblea, la dejaron en una situación especialmente vulnerable políticamente.

En Bambú buscaban un "giro", y así se lo hizo saber Garriga a Monasterio el lunes según las fuentes consultadas. Máximo señalado tras su error como portavoz en la Comisión de Justicia en la reforma que beneficiará a los presos de ETA, el relevo de Ortega Smith parece que aún tendrá que esperar. "El primer Vox ha muerto. Santi ya puede hacer lo que quiera sin testigos incómodos", dicen en su entorno.

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