Las elecciones generales juzgan este domingo la legislatura más convulsa desde la Transición con el golpe separatista en Cataluña pendiente de resolver y la moción de censura que aupó a Pedro Sánchez a la Moncloa.
Los españoles eligen un nuevo Parlamento con una incertidumbre inédita sobre el resultado. Ninguno de los bloques antagónicos que se presentan tiene asegurada la mayoría para gobernar. La gran incógnita es el peso que el electorado dará a Vox, que después de varios años en la irrelevancia se ha erigido en la fuerza nacional populista de referencia a imagen del Frente Nacional en Francia o la Liga de Matteo Salvini en Italia.
El resultado de Santiago Abascal determinará casi con toda seguridad si Sánchez refrenda su inesperado mandato en las urnas o si, por el contrario, la suma de la derecha desbanca a la izquierda como ocurrió en Andalucía.
El resultado de Vox
La campaña de Abascal, con mitines más propios de una estrella del rock que de un político, ha puesto de los nervios al PSOE y el PP. Los grandes partidos temen que Vox desborde ampliamente las encuestas, Abascal supere a PP y Ciudadanos y la aritmética del Congreso conduzca a un nuevo bloqueo y la ingobernabilidad.
Los porqués de Vox son irrelevantes ante el veredicto de la urnas. El fenómeno es idéntico al de la mayoría de países de la Unión Europea, que se ha visto sacudida por el avance de estos partidos de Norte a Sur. Es el signo de los tiempos, cuyo máximo paradigma es la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Vox es el refugio que han encontrado muchos votantes confusos por una revolución tecnológica que se ha tragado el sistema económico capitalista tal y como se conocía.
El PSOE ha hecho precisamente de Vox el gran aliado para ganar las elecciones por primera vez desde 2008. Sánchez llegó a la Moncloa con una polémica moción de censura que le ha regalado 10 meses de Gobierno con sus luces y sombras.
Sánchez y el miedo
El eje del mensaje de Sánchez ha sido agitar el voto del miedo a la "ultraderecha", la derecha, las derechas, o, en palabras de la ministra Dolores Delgado, la derecha "trifálica". El jefe del Ejecutivo se juega ser el presidente más breve de la democracia si no logra una victoria lo suficientemente holgada que le permita formar una mayoría de Gobierno razonable.
El gran error de Sánchez ha sido los debates. Rechazó el cara a cara con el PP y apostó todas sus fichas al debate a cinco con Vox. Cuando la Junta Electoral tumbó sus pretensiones, maniobró con RTVE para frenar el debate a cuatro y acabó aceptando dos debates consecutivos ante la ola de indignación que se había generado.
Sánchez no salió bien parado del envite. Pero confía en que la movilización de la izquierda sea tan contundente cómo para seguir en la Presidencia. Sobre sus socios, será difícil repetir la compleja mayoría de la moción, sobre todo si depende no sólo del PNV, sino también de otras formaciones como ERC. El partido republicano ha firmado una alianza con EH Bildu, y negociar la investidura no es lo mismo que una moción de censura.
El aliado natural del PSOE es Podemos, pero no está claro que el idilio de Sánchez y Pablo Iglesias alcance la mayoría. Unidas Podemos se juega en buena medida su continuidad como alternativa a la izquierda del PSOE.
Iglesias pone en juego su liderazgo este domingo. El partido morado llega a las urnas después de una guerra interna que lo ha desangrado, ha roto la mayor parte de sus confluencias territoriales y cuyo punto culminante fue la ruptura de Íñigo Errejón. Iglesias tiene a su favor que brilló más que Sánchez en los debates.
Sociedad polarizada
En el bloque andaluz, que reúne a PP, Ciudadanos y Vox, hay más dudas que certezas. Las encuestas dicen que no sumarán los 176 escaños de la mayoría absoluta, pero también lo aseguraban en Andalucía y lo consiguieron. Estos tres partidos se mueven en una intención de voto cercana al 47%, y sólo la la ley electoral puede frustrar una victoria en votos que es segura y que augura una polarización extrema de la sociedad.
No se ha hecho una sola concisión a la transversalidad en estas elecciones. El avance de Vox ha atenazado a un PP todavía sacudido por la perdida del Gobierno en junio, la salida de Mariano Rajoy y el nuevo liderazgo en pañales de Casado.
El PP se ha visto atrapado en un sándwich por la derecha y por el centro que amenaza sus expectativas. Y Casado ha irritado a una parte importante de su partido, heredera del marianismo, a la que ha purgado de las listas sin contemplaciones.
Casado se ha enredado en un campaña a la defensiva de Vox, que ha recordado a la que Sánchez hizo con Podemos ante el temor al sorpasso en 2015 y 2016. A su número dos, Adolfo Suárez Illana lo han tenido escondido desde su primera entrevista. Y ya sobre la bocina, a última hora, Casado ha abierto a Vox las puertas del Consejo de Ministros.
La caída del PP desde los 137 escaños que legó Rajoy se da por supuesta. La clave es hasta donde llega el batacazo. Pero conviene recordar que el PP es un partido acostumbrado a mejorar los sondeos en las urnas.
Rivera, al acecho del PP
La legendaria resistencia del PP se enfrenta no sólo a Vox, sino también a Albert Rivera. Ciudadanos tiene la expectativa de crecer y convertirse en tercera fuerza política del Parlamento, Vox y Podemos mediante.
Rivera ha hecho un planteamiento arriesgado al vetar cualquier acuerdo con el PSOE y fiar todas sus opciones a un Gobierno de coalición con el PP y el apoyo externo de Vox. Sus resultados son una incógnita, pero la formación naranja confía en superar los 32 diputados que tiene actualmente.
El éxito o el fracaso del 28-A dependerá de si tiene opción de entrar a un Gobierno alternativo a Sánchez, si se acerca o adelanta al PP y si se ve superado o no por Vox.
Ciudadanos ha hecho una campaña de menos a más y ha ido mejorando las encuestas progresivamente. Después de mitines como el de Rentería y los debates, en los que Rivera fue muy protagonista, el partido está convencido de que hay margen para pelearle a Casado el liderazgo del centro derecha.
Sólo los resultados lo dirán, pero es cierto que ya se quedaron a apenas dos puntos en Andalucía. Y entonces Vox no estaba tan fuerte como ahora. Rivera no se ha guardado nada. Y ha presentado a los electores el mejor ticket electoral que tiene con Inés Arrimadas.