Pablo Iglesias regresará antes de finales de este mes. Lo hará para enfrentarse a la dura crisis interna en la que está sumergido Podemos, a la desesperada y a costa de incumplir su promesa de quedarse de baja de paternidad hasta el 31 de marzo. Se barajan varias fechas. Puede ser un día de esta misma semana, con la huelga del 8 de marzo entre los plausibles, o pocos días después del domingo. Pero lo cierto es que Iglesias adelantará el regreso: “No tiene alternativas”, aseguran fuentes de Podemos a Vozpópuli.
Podemos pondrá toda la carne en el asador del 28 de abril. Iglesias, aseguran fuentes del partido, se encuentra “animado” por volver. Él ha sido el rostro visible de la formación desde las primeras elecciones europeas de 2014, en las que el entonces movimiento se estrenó con 1,2 millones de voto. Ahora, sin embargo, el escenario político ha cambiado radicalmente, y el partido va cayendo en los sondeos semana tras semana.
Iglesias ha asegurado a los suyos que está dispuesto a luchar hasta el final, incluso a “inmolarse” si hace falta, en el caso de un batacazo electoral. Hará campaña en Madrid, que es uno de los puntos flacos de la formación. Aquí las encuestas vaticinan una pérdida de centenares de miles de votos, con una posible caída vertical de la formación.
Caída en Madrid
Podemos teme quedar en la Comunidad madrileña por debajo del 10% de votos, lo que significa que entrarían en el Congreso entre tres y cuatro diputados. Es decir, la mitad de los de 2016, cuando la formación morada obtuvo el 19% de votos y ocho escaños. Para Podemos y el propio Iglesias sería un antes y un después.
Tras el anuncio del adelanto electoral, los dirigentes de Podemos han repetido públicamente que Iglesias cumplirá con su baja "hasta finales de marzo". Sin embargo, desde hace dos semanas una parte de la cúpula pidió el regreso adelantado del secretario general, tal y como desveló este diario. Su vuelta, argumentaban, evitaría “perder terreno” con respecto a los otros candidatos del PSOE, PP, Ciudadanos y Vox. Los miembros de la formación consultados, no obstante, señalaron que la portavoz, Irene Montero, estaba en contra de esa hipótesis.
El papel de Montero
Iglesias quiere que sea Montero quien le suceda. Y la propia portavoz dijo en su entrevista del pasado lunes en TVE que “pronto” será una mujer la sustituta del secretario general. No concretó fechas, y van creciendo las especulaciones sobre un relevo a Iglesias incluso antes del 28 de abril.
Algunos dirigentes niegan con firmeza esa opción, pero otros consideran que podría ser un “golpe” para “desatascar” la caída en los sondeos. Esperan en un cambio de ciclo, pero reconocen que se trataría de un movimiento “arriesgado”.
Lo más probable es que Iglesias permanezca de candidato hasta las elecciones del 28 de abril. Y que en el caso de un batacazo electoral, decida dejar el liderazgo de la formación. “Pero no está dispuesto a asumir solo el coste de la derrota”, señalan las fuentes consultadas. Dará un paso al lado, pero no lo hará solo. Obligará a parte de su núcleo duro a caer con él. Esto significa que varios dirigentes de peso podrían perder su estatus en el partido.
La espera de Errejón
Quien, por otro lado, mira de reojo a esta dinámica, es Íñigo Errejón. El ex número dos va sumando apoyos en muchas regiones. En Madrid y Valencia, entre otras. Además, está literalmente ganando el terreno a Iglesias, sumando dirigentes a una opa que lanzó en enero y que fraguó durante meses antes. Su proyecto se vio frenado en los primeros días del anuncio del adelanto electoral, pero ahora ha vuelto a coger fuerza.
Errejón mantiene oficialmente que su proyecto es local. Pero en realidad planea, en el caso de un batacazo de Podemos, volver para reconstruir la formación: desde dentro o desde fuera. De ser así, su apuesta es por un cambio sustancial con respecto a lo que se trabajado en estos años. Es decir, romper con la lógica del partido de siglas distintas en cada rincón de la península, tal y como ha sido hasta ahora Podemos, y apostar por un modelo de dirección estable desde el centro neurálgico del partido. La idea es la del centralismo democrático de los partidos comunistas del siglo pasado, aunque adaptado a la realidad política española.
Las próximas elecciones generales serán clave, mantienen varios dirigentes de Podemos. “O ganamos o perdemos”, sostienen. Y el efecto Iglesias será el “revulsivo” que todos esperan. Volverá antes, repiten: “No tiene alternativas”.