Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) sigue inmersa en una crisis interna sin precedentes en la formación independentista. Los reveses electorales en Cataluña y en los comicios europeos han situado al partido en un brete que ha sacado a la luz todos los rencores y problemas que llevan años ocultos debajo de la alfombra.
Cabe recordar que el 12 de mayo, ERC pasó de 605.581 votos y 33 escaños a 427.135 votos con 20 escaños. Una caída que le dejó más cerca del PP en número de votos que de Junts y el PSC, quienes le superaron ampliamente, poniendo de manifiesto que el proyecto y el modelo de Esquerra agonizaba.
En la formación se dieron de margen hasta las europeas para monitorizar la situación, y observar si esta empeoraba o mejoraba. De nuevo, otro batacazo. Mantuvieron de milagro los tres eurodiputados, pero retrocedieron en casi seis puntos el porcentaje de voto obtenido en las elecciones de 2019. Una sangría de 372.000 votos.
A continuación, llegaron las negociaciones para formar gobierno en Cataluña. La hoja de ruta parecía clara con la incontestable victoria de Salvador Illa. Anulada la euforia por un posible retorno de Puigdemont y con los pésimos resultados obtenidos, un pacto con el PSC parecía lo más sensato.
Sin embargo, de aquel 12 de mayo ha pasado más de un mes y medio, y el exministro de Sanidad sigue como estaba. O peor, pues Junts y ERC cerraron un acuerdo el pasado 10 de junio para elegir al presidente de la Mesa del Parlament.
En este contexto, 300 militantes de ERC firmaron en junio una "renovación de la cúpula". Un manifiesto en el que pusieron la rúbrica consellers y excargos del partido, lo que ejemplificó a las claras la falta de liderazgo en el partido.
Esta modernización de las bases no era sino una petición en cubierto para que Oriol Junqueras, gran damnificado de la crisis política de ERC, se hiciera a un lado. Un movimiento en que en el sector más afín a Junqueras no ha sentado bien, pues él mismo maneja la idea de volver a liderar el partido e incluso ser cabeza de lista en unos comicios si la amnistía se lo permite.
La negociación con Illa
ERC avisó ayer a Salvador Illa de que no suscribirá un "mal acuerdo" de investidura, tras apuntar el pasado sábado el partido que no quiere alargar las negociaciones más allá del mes de julio, y ha recordado que existen "otras sumas" que dan mayoría parlamentaria, como la del PSC y Junts.
En rueda de prensa, la portavoz de los republicanos, Raquel Sans, ha dicho que ERC está dispuesta a negociar "mañana, tarde y noche" para alcanzar un acuerdo que evite una repetición electoral en Cataluña, siendo el plazo legal máximo el 26 de agosto.
Un eventual pacto que debería validar la militancia del partido, ha señalado, lo que solo será posible si la dirección de ERC le presenta "un buen acuerdo". ERC ha situado como condiciones para poder pactar con Illa avanzar en la resolución del conflicto político catalán; un acuerdo sobre el modelo de financiación que conceda a la Generalitat plena "soberanía fiscal"; reforzar las políticas sociales y dar un nuevo impulso al catalán.
ERC y los carteles contra Maragall
El periódico Ara publicó ayer en exclusiva que los carteles con mensajes denigratorios contra el entonces candidato republicano a la alcaldía de Barcelona, Ernest Maragall, que aparecieron en las inmediaciones de sedes de ERC durante la campaña de las pasadas municipales, salieron de dentro de sus propias filas.
Una información que confirmó Raquel Sans, portavoz del partido, en rueda de prensa. En los citados carteles, el lema "Fuera el alzhéimer de Barcelona" acompañaba la imagen del alcaldable junto a la de su hermano y expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que padece esta enfermedad.
Ernest Maragall presentó una denuncia para esclarecer los hechos, si bien la retiró meses más tarde, cuando desde el partido le comunicaron que la iniciativa había salido de dentro de sus filas. Sans mostró su "total rechazo, condena, indignación y repugnancia" hacia esa acción y ha pedido disculpas "sinceras" a las personas con alzhéimer y a sus allegados, además de al propio Maragall.
Según la versión de la dirección del partido, a la persona que impulsó estos carteles -que Sans no ha querido revelar quién es, aunque Ara apunta que es un militante de la comarca de la Anoia- se la apartó de sus "actividades laborales" cuando confesó los hechos, coincidiendo con que se veía cercado por la investigación policial.
Sin embargo, la organización no ahondó más en lo sucedido precisamente porque estos hechos estaban siendo analizados por un juez. Sans ha explicado que la dirección sí tomará cartas en el asunto, ahora que ha sabido que la querella se archivó porque lo sucedido no encaja como delito de odio.