La decisión de Íñigo Errejón de abandonar las siglas de Podemos en favor de la marca de Manuela Carmena (Más Mádrid) consuma el divorcio que el ex número dos del partido lleva fraguando desde que su proyecto cayó derrotado frente al del secretario general, Pablo Iglesias. La fecha elegida para el anuncio, el quinto aniversario de la fundación de Podemos, tiene una carga de profundidad que permite adivinar un cierre de ciclo para la formación de los círculos a cuatro meses para la cita con las urnas.
El líder de Podemos abandonó por unas horas su permiso de paternidad para manifestar que Errejón se ha situado políticamente fuera del partido. La dirección espera una renuncia al acta de diputado y al carnet del partido, pero el hasta ahora candidato de la formación morada a la Comunidad de Madrid no parece dispuesto a dar un paso a un lado si la cúpula estatal no lo fuerza por los canales orgánicos.
La maniobra urdida junto a la actual alcaldesa de Madrid y a espaldas de la dirección amenaza seriamente las expectativas electorales de la izquierda en la Comunidad, dada la gran fragmentación del voto que permite adivinar la estrategia de unos y otros. Según anunció Iglesias, Podemos plantará batalla contra su ex número dos manteniendo la coalición pactada de antemano con Izquierda Unida. "Yo soy el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid y no hay ninguna contradicción", señaló Errejón a última hora de la noche en la Cadena Ser.
Pero en el PSOE miran con preocupación el cisma abierto a pocos meses de las elecciones. Su candidato, Ángel Gabilondo, podría ser el principal damnificado de la estrategia desplegada por Errejón. En 2015, la izquierda se quedó a sólo un escaño de conseguir la Presidencia que acabó nuevamente en manos de la popular Cristina Cifuentes gracias al apoyo de Ciudadanos. IU cosechó entonces el 4,16% de los votos y se quedó fuera de la Cámara de Vallecas al no alcanzar el mínimo del 5% que marca la Ley.
Y no hay que olvidar que buena parte del PSOE ve con pavor la estrategia de Sánchez de asociarse con Podemos. Y la división interna del partido da otro argumento más a los barones socialistas para decantarse por buscar alianzas hacia su derecha con el partido de Albert Rivera.
A nivel electoral, es una incógnita qué repercusión puede tener en el resto de España la escenificación de la ruptura de Errejón con sus propias siglas. Lo que está comprobado es que la imagen de desunión penaliza en las urnas. Y si las expectativas de los morados ya eran bajas, esto podría ser la puntilla.
Madrid es una plaza especialmente complicada para los de Iglesias. Pero en el resto de territorios existen verdaderas guerras civiles por ocupar los puestos en las listas. Las crisis internas y las luchas de poder han dinamitado la organización a nivel autonómico y municipal. Desde Galicia hasta Andalucía, pasando por Aragón, Navarra o La Rioja, donde hay primarias suspendidas por orden judicial y concejales expulsados por transfugismo.
El auge de Vox y de Ciudadanos y el presunto rearme ideológico del PP coincidirán en el tiempo con el juicio oral del procés en el Tribunal Supremo contra los dirigentes separatistas encarcelados. El marco del conflicto independentista catalán copará portadas y titulares en los meses previos a la cita con las urnas del 26 de mayo. Y ese es precisamente, uno de los flancos más débiles para los de Iglesias, donde la organización quedó enmudecida por el partido de Ada Colau y la renuncia de Xavier Domènech.