PSOE y ERC están muy cerca de cerrar un acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez. La reunión de los equipos negociadores de ambos partidos el martes en Barcelona es clave para rematar los últimos flecos del pacto. El principal escollo es el formato de la mesa de negociación que quiere la formación independentista.
Mientras ERC apuesta por una única mesa Gobierno-Generalitat que concentre el diálogo, el PSOE prefiere un esquema de mesas múltiples en las que estén representados la mayor parte de los grupos parlamentarios.
El encuentro de Barcelona coincidirá con el inicio de la ronda de consultas del rey Felipe VI para la formación de Gobierno. Sánchez y su futuro vicepresidente Pablo Iglesias están convencidos de que habrá investidura antes de la Navidad.
Una mesa o varias mesas
Y para eso hace falta al menos la abstención de ERC. El partido republicano exige una mesa de negociación que aborde sin tabúes ni apriorismos el derecho de autodeterminación de Cataluña. Es decir, un referéndum de independencia legal y pactado. Exigen además una fecha de inicio del diálogo, otra fecha aproximada de finalización para no estirarlo sine die en el tiempo y garantías de que se respetarán los acuerdos que se alcancen.
ERC quiere una única mesa Gobierno central-Generalitat que pueda encajar en la Constitución y centralice todos los trabajos. El PSOE, por su parte, prefiere no centrar la atención en una única mesa, pero acepta el resto de condiciones. Ha transigido con la retórica del "conflicto político" y no cierra la puerta a hablar de autodeterminación, pero es partidario de un sistema de diálogo a varias bandas.
El planteamiento de los socialistas es de que se abran al menos tres mesas. Su objetivo es canalizar el diálogo entre gobiernos a través de las comisiones bilaterales ya previstas en nuestro ordenamiento jurídico, sin descartar cumbres puntuales como la famosa de Pedralbes entre Sánchez y Quim Torra.
Pero, además, el PSOE plantea crear otras dos mesas de negociación: una en el Senado y otra en el Parlament de Cataluña. La del Senado, según ha sabido Vozpópuli de fuentes socialistas, funcionaría dentro de la Comisión de las Comunidades Autónomas, que es una comisión permanente de la Cámara alta.
La participación del PP
Esa última mesa se dividiría en otras submesas temáticas más reducidas, que abordarían asuntos de manera sectorial, como por ejemplo la financiación autonómica. La del Parlament no está claro cómo se articularía, pero el objetivo es que en ella esté presente el mayor número posible de grupos parlamentarios catalanes.
La intención del PSOE es, por un lado, no tener un foco de presión mediática permanente sobre una única mesa. Y, por otro, intentar incluir a formaciones políticas contrarias a este diálogo, como el PP o Ciudadanos. El peso de la negociación se llevaría en la mesa de los gobiernos, pero fuentes del PSOE creen que sin la participación del PP todo este esfuerzo serviría de poco, pues los resultados no se podrían aplicar.
Las mismas fuentes admiten que será un diálogo sin tabúes, pero, como dijo Sánchez esta semana, con el compromiso de no rebasar los límites de la Constitución. La fecha de inicio tampoco es un problema. Más dudas despiertan las garantías de cumplimiento que exige ERC. Los acuerdos, sobre todo si son de especial trascendencia, necesitarán mayorías reforzadas difíciles de conseguir en unas Cortes muy fragmentadas.