El desconocimiento de los derechos, las dificultades para distinguir lo que es bueno de lo que es malo, el déficit en habilidades sociales como la asertividad y unas capacidades de comunicación limitadas son solo algunas de las razones que contribuyen a que las personas con discapacidad intelectual (DI) se conviertan en un blanco fácil de diferentes tipos de abuso.
Tampoco ayudan el escaso acceso a programas de educación sexual ni sus elevadas relaciones de dependencia. Por todo ello, cuando una persona con discapacidad es víctima de un abuso sexual o de maltrato y quiere denunciarlo ante un juez, las probabilidades de que su testimonio sea creíble son menores. La mayoría de las veces sus declaraciones son lógicamente contradictorias y los casos son más susceptibles de ser archivados.
La Fundación A LA PAR puso en marcha una unidad pionera en España de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual (UAVDI)
Conscientes de esta situación de desamparo y de la inexistencia de un servicio de ayuda especializado a víctimas con DI, el equipo de la Fundación A LA PAR puso en marcha una unidad pionera en España gracias a un acuerdo de colaboración con la Guardia Civil y la Fundación MAPFRE: la Unidad de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual (UAVDI).
Este departamento se encarga gratuitamente de prevenir, detectar, intervenir, valorar e investigar casos de abuso en personas con discapacidad intelectual y también de brindar ayuda a familiares y a otros profesionales. Según datos facilitados por la Fundación A LA PAR, pasaron de atender siete casos en 2011 a un total de 240 en 2017. En cinco años han logrado que los supuestos denunciados sobreseídos pasen del 80% al 20%.
Acceso a la Justicia en igualdad
"Realizamos un proceso de valoración en aquellas situaciones en las que un profesional o un familiar sospechen que una persona con DI puede estar siendo víctima de abuso o maltrato", explican desde la entidad. La UAVDI dispone además de terapeutas especializados para aquellos casos en los que la víctima o
sus familiares requieran apoyo psicoterapéutico para elaborar el posible trauma que el abuso ha podido provocar.
A través de un 'facilitador', la unidad ofrece a las víctimas un servicio de apoyo y acompañamiento en los procesos policiales y judiciales
También dotan a las víctimas con DI, así como a familiares y profesionales, del apoyo y asesoramiento legal que puedan necesitar para hacer frente a la situación que están viviendo. A través de la figura del facilitador, la unidad ofrece a las víctimas un servicio de apoyo y acompañamiento en los procesos policiales y judiciales para velar por que el acceso a la justicia de la persona con DI se dé en condiciones de igualdad.
Sin embargo, no es el único servicio a destacar de esta prestigiosa fundación. La entidad lleva más de 70 años fomentando la participación en la sociedad de las personas con discapacidad intelectual y luchando por eliminar barreras. Comenzó su andadura a finales de los años 40 convirtiéndose en un centro pionero para atender a enfermos de lepra y, desde entonces, no ha dejado de adaptarse a las necesidades de personas en situación de vulnerabilidad.
Otros servicios: empleo y formación
Hoy ofrece formación, empleo, ocio y vivienda y demás servicios de acompañamiento terapéutico. Ubicada en la colonia de Mirasierra de Madrid (Montecarmelo), la fundación cuenta con unas amplias instalaciones para que las personas con DI puedan desarrollar diferentes actividades productivas como servicios de imprenta, lavado de coches, filatelia, obrador de golosinas, fabricación de muebles o floristería.
"Las entidades como la Fundación A LA PAR actuamos como un ecosistema de apoyos para que las personas con discapacidad intelectual puedan participar como un ciudadano más, y enriquecer nuestra sociedad a través del valor de la diversidad", explica a Vozpópuli su presidenta, Almudena Martorell.
Todavía queda camino por recorrer, pero hemos dado grandes pasos, como la conquista del derecho al voto, un paso indispensable para ser considerado un ciudadano de pleno derecho"
"Todavía queda camino por recorrer, como el acceso a la Justicia tan evidente en lo casos de abuso, pero hemos dado grandes pasos, como la conquista del derecho al voto, un paso indispensable para ser considerado un ciudadano de pleno derecho", celebra.
Martorell es la cuarta generación de su familia involucrada en la entidad. Fue fundada en 1948 por su bisabuela Carmen Pardo-Valcarce, quien, tras escuchar a las personas enfermas de lepra que vivían en la leprosería de Trillo, en Guadalajara, decidió comprar unos terrenos para construir el preventorio que sigue siendo en la actualidad icono de A LA PAR.
Una de sus hijas, Rosario Cavestany, continuó con su labor mientras comprobaba cómo la lepra se erradicaba en España. Pasó el testigo a su hija Carmen Cafranga, que enfocó la actividad de la entidad en las personas con discapacidad intelectual.