Las calles de Barcelona se han convertido en una verdadera fiesta en las horas posteriores a la declaración de independencia y la proclamación de la república catalana por parte del Parlament. Cuando apenas faltaban cinco minutos para la comparecencia de Mariano Rajoy desde la Moncloa, los miles de congregados en la Plaza de Sant Jaume se reían a carcajadas
17.000 la organización.
A nadie parece importarle en los alrededores del Palau de la Generalitat la destitución en pleno del Govern, ni la disolución de la Cámara catalana ni la convocatoria de elecciones para el 21 de diciembre.
La fiesta ha comenzado pronto en la Plaza Sant Jaume.
Ya hay agenda del Govern
La plaza de Sant Jaume, donde se
Es una especie de alegría irracional que hace oídos sordos a las consecuencias que supone la decisión adoptada este viernes en en interior del Parque de la Ciutadella. Sin embargo, a pesar de que las calles del centro de la ciudad condal están a rebosar, los comercios están vacíos. En su interior, los dependientes miran con cara de circunstancia cómo pasan los viandantes ataviados con la estelada.
"Esta gente no se da cuenta de lo que tienen. Si hay violencia me vuelvo a Estados Unidos. Tengo tres nacionalidades, no quiero tener cuatro", asegura Hamid, instalado en Barcelona desde hace treinta años y que regenta un tienda de informática cerca del Palau.
No hay valoración del Govern a la decisión de Moncloa, pero la gente sigue insistiendo que descuelguen la bandera española que ondea junto a la catalana en la fachada del Palau.
El Mosso explicando que era un día muy importante para Cataluña a una turista que trataba de acceder a las calles aledañas al Palau de la Generalitat.
La manfiestación españolista.