Política

Felipe González duda de que Pedro Sánchez pueda hablar más de media hora de España

El expresidente ve "ciertas similitudes" entre Podemos y Marine Le Pen y tilda a Pablo Iglesias de "Lenin 3.0".

  • El ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto al expresidente Felipe González.

El expresidente del Gobierno Felipe González acusa al ex secretario general del PSOE Pedro Sánchez de estar más interesado en el partido que en la marcha del país y, de hecho, duda que pueda hablar durante "más de media hora» sobre sus propuestas para España. De esta manera se refiere González al exlíder del PSOE, de quien no había hablado en público después de su dimisión y posterior marcha del Congreso. Y lo hace en una entrevista en la revista francesa Politique Internationale, cuando se le pregunta si considera que Sánchez supo proponer "una visión para España".

"No lo sé", comienza respondiendo González que, después, y tras subrayar que no se trata de hablar de discursos como los del ex presidente Charles De Gaulle, añade que no está seguro que Sánchez pueda hablar durante "más de media hora" sobre qué se puede hacer por el país. "Creo que se interesa mucho más por su partido que por el país", remacha. En la entrevista, el expresidente lamenta que el PSOE "ha perdido su vocación mayoritaria» y admite que está "en crisis"y que ya no se le percibe por parte de los ciudadanos como "una fuerza de progreso capaz de defender y restaurar los derechos sociales". "Paradójicamente, está más en competencia con Podemos, que, por otra parte, practica la estrategia de la pinza con el PP, que con el propio PP", lamenta.

González analiza también el surgimiento de los dos nuevos partidos y apunta que es "evidente" que el PP ha ayudado de alguna manera a Podemos a tener presencia en los medios de comunicación para así debilitar al PSOE. "Enfrentado a una erosión de su electorado, el PP ha buscado reducir el espacio de su principal adversario", señala. A partir de aquí, el expresidente se muestra también muy crítico con Podemos, de cuyos dirigentes dice que vieron la sociedad "como un laboratorio" en el que podían llevar a cabo "experimentos". "Y lo han hecho con mucha inteligencia, demostrando su perfecto dominio de las redes sociales y de los grandes medios", afirma.

González pone en duda además que la fuerza de Podemos sea la de su secretario general, Pablo Iglesias, pero sí subraya que tiene el poder de este partido porque es la única cabeza conocida. "Tiene una concepción del poder extremadamente vertical, jerárquica. A nivel de las propuestas, es un Toni Negri, un Lenin 3.0, un Hugo Chávez... pero el movimiento que dirige se compone de una multitud de grupos que funcionan de manera horizontal, de personas que tienen una visión diferente, más social-demócrata, menos leninista, que razonan con calma y de manera más estratégica", afirma.

El expresidente insiste en su crítica a Iglesias y apunta que si se hiciera un montaje en vídeo con las posiciones que ha ido adoptando de manera sucesiva durante los últimos años, "el hilo de su pensamiento sería incomprensible" porque ha dicho "de todo y su contrario".

Al principio, recuerda, los fundadores de Podemos querían terminar con la vieja política, incluyendo el comunismo, del que procedían. Pero después hicieron una coalición con Izquierda Unida y, al "perder una parte de su electorado", han comenzado a reflexionar. "¿Cómo transformar un magma de corrientes de opinión, de aspiraciones e indignaciones diversas y variadas en una estructura de partido que funcione? Esa es la cuestión", apunta. Y continúa con una reflexión que sabe que va a "enfadar" a Podemos, pero que considera que es veraz. A su juicio, "si se analizan los elementos más identificables del discurso de Marine Le Pen y los elementos más identificables del discurso de Podemos, se constatan ciertas similitudes en los temas, en particular en la oposición entre los de abajo y los de arriba", entre "el pueblo y las élites".

Al margen de esto, González admite que los malos resultados del PSOE en las últimas elecciones generales se deben a una combinación de dos factores: su situación interna y la crisis global de la socialdemocracia. En su opinión, la socialdemocracia no supo proponer soluciones alternativas a "las políticas de austeridad extrema" que florecían por todas partes en Europa desde la crisis y cuyas consecuencias sociales "desastrosas" se ven cada día.

Y a esto, apunta, se añaden "las particularidades de España". González se remonta a los años 2009 y 2010, cuando el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero estaba "convencido de que la crisis no duraría" y que, con "algunas medidas bien elegidas", se podrían superar las dificultades sin necesidad de tocar el modelo productivo. "Personalmente, yo siempre he pensado que harían falta años para salir (de la crisis), seis, siete, ocho, nueve, si no diez años. Yo era muy consciente de los fallos de la economía española, tanto estructurales, los mismos que en el resto de Europa pero más agudizados, como coyunturales, la burbuja inmobiliaria y la fragilidad del sistema financiero», explica.

Y el "problema fundamental", señala, es que el Gobierno de Zapatero "no percibió o no comprendió el alcance de la crisis" que azotaba el país. "Perdió el tiempo y no supo resistir a la dominación intelectual de los partidarios de la austeridad", lamenta.

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