La batasunización de las semanas previas al 1-0 inquieta a algunos de los promotores del plebiscito. La convocatoria de un escrache frente a un cuartel de la Guardia Civil y el destrozo de un bus turístico en Barcelona son nuevas muestras de las acciones callejeras puestas en marcha por la CUP, partido que apoya al Gobierno de la Generalitat.
"Es una manera más de protesta, como las manifestaciones", ha asegurado este lunes Laura Flores, portavoz de Arran, la rama juvenil de la CUP. Los antisistema, último grupo en número de diputados del Parlamento catalán, planean llevar a cabo más acciones contra el turismo, en defensa de los barrios, según su particular teoría. El consejero de Empresa de la Generalitat, Santi Vila, les ha reprochado este comportamiento porque, en su opinión, "no ayudan al proceso", y ha pedido "una reflexión". No va más allá, pero en el Gobierno catalán crece la inquietud ante esta escalada de tensión en las calles.
El 'sí' a la secesión
La CUP ha protagonizado también este lunes un escrache contra el cuartel de la Guardia Civil de la calle Travessera de Gracia en protesta por las acciones que llevan a cabo miembros del Cuerpo en las investigaciones judiciales sobre los preparativos del referéndum. La manifestación apenas dse prolongó por espacio de veinte minutos y no logró reunir siquiera un centenar de simpatizantes, según versiones de testigos. También, por otra parte, acudieron a ese lugar algunos manifestantes contrarios a la independencia convocados una asociación antinacionalista. No hubo incidentes. Todo bajo control.
Sectores del Ejecutivo catalán muestran estos días su preocupación por la deriva de los acontecimientos impulsados por la CUP que pretenden 'calentar' las semanas previas al 1-0 con todo tipo de movilizaciones en la calle. El espíritu secesionista está alicaído y los antisistema consideran que Puigdemont no está transmitiendo el impulso necesario para que la consulta se celebre sin contratiempos y con una victoria inapelable del 'sí' a la secesión.