Política

El Gobierno, incapaz de unificar un mensaje para la batalla internacional por el juicio del 'procés'

El relato sobre los sucesos de Cataluña en la prensa extranjera fue uno de los talones de Aquiles de Rajoy. Con Sánchez lleva camino de ocurrir lo mismo. Cada Ministerio hace la guerra por su cuenta 

El Gobierno de Pedro Sánchez se enfrenta a una crisis de reputación internacional por el juicio del proceso separatista, que arrancará el 12 de febrero en el Tribunal Supremo. A una semana del inicio de la vista, el Ejecutivo ha sido incapaz de unificar un mensaje de cara al exterior.

Los medios internacionales han juzgado de forma muy severa la manera en la que se ha contenido el desafío separatista en Cataluña. El relato en la prensa extranjera fue uno de los talones de Aquiles de Mariano Rajoy. Y va camino de ocurrir lo mismo con Sánchez.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha anunciado su presencia el primer día de la vista, donde se espera la presencia de periodistas de todo el mundo. A pesar de reiteradas advertencias, el Ejecutivo no ha coordinado sus mensajes y cada Ministerio hace la guerra por su cuenta ante la avalancha de medios internacionales -al menos medio centenar- acreditados para cubrir el juicio

Vídeos de España Global

España Global, la antigua Marca España, produce vídeos como rosquillas con rostros conocidos ensalzando los valores democráticos de la "España real" Pero la sensación entre expertos y diplomáticos es que su utilidad es más para consumo interno que otra cosa. 

Y además el separatismo responde casi de forma automática por los mismos canales y con las mis imágenes. Utiliza ese mismo vídeo para insistir en sus mentiras habituales: no se respeta la voluntad del 80% de los catalanes (cifra inventada), España persigue otras lenguas, España es franquista, etc, etc, etc...

La ministra de Justicia, Dolores Delgado, mantuvo un encuentro recientemente con corresponsales extranjeros en España para tratar de explicar los pormenores del caso. Exteriores quiere hacer lo propio en los próximos días para no celebrar dos citas demasiado seguidas. Y no está claro si el Consejo General del Poder Judicial entrará a comunicar lo que está ocurriendo en la sala.

La tarea es complicada, porque la lucha es entre argumentos jurídicos farragosos sobre la rebelión, la sedición o la separación de poderes y las sencillas proclamas del separatismo (con sus embajadas reabiertas): "Están en la cárcel por poner urnas". "Era un proceso democrático". "No hubo violencia". "El 80% de los catalanes está a favor del referéndum".

No hay que olvidar que Carles Puigdemont está libre en Bélgica y que hay otros líderes separatistas prácticamente con libertad de movimiento por Europa. Y se van a dejar oír. No está claro quién defenderá la posición de España en el mundo.

Borrell, encima del juicio

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, ha comentado que va estar encima de todo para salir ante los medios cada vez que se cuestionen las garantías del proceso. Pero no está claro si todos los mensajes irán en la misma dirección. El líder del socialismo catalán, Miquel Iceta, por ejemplo, habla del juicio como un "fracaso de la política". 

El Gobierno está emitiendo mensajes contradictorios y eso pesa en la prensa internacional, que desde el principio manifestó una cierta inclinación a favor del referéndum. El independentismo presenta a España como un país antidemocrático y fascista.

Y acusados como Oriol Junqueras han tenido y tienen las páginas de los principales diarios abiertas para presentarse como mártires de la democracia ante la opinión pública internacional.

Durante el golpe separatista de octubre del 2017, la secretaría de Estado de Comunicación, que dirigía Carmen Martínez Castro, fue incapaz de liderar un mensaje coherente de cara al exterior. Lo mismo lleva camino de ocurrir con el juicio, que amenaza con inundar portadas cuestionando a la democracia española. 

No parece que haya un plan novedoso en la secretaria que ahora dirige Miguel Ángel Oliver. Más bien parece que se vuelve al más de lo mismo. Silencio como norma general y el manido respeto a la separación de poderes. Pero no parece que Sánchez vaya si quiera a intentar adelantarse a desmontar los argumentos del separatismo.

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