Política

Iglesias insiste a Sánchez: o "gobierno de coalición" o votará en contra de su investidura

El líder de Unidas Podemos exige al presidente del Gobierno en funciones que deje de 'coquetear' con Ciudadanos y el PP si quiere contar su apoyo en esta legislatura

  • Sánchez e Iglesias se volvieron a reunir en Moncloa para negociar la investidura

Pedro Sánchez citó este martes en La Moncloa a Pablo Iglesias, antes de irse el resto de la semana a Japón (G-20) y a Bruselas (cumbre UE), para evitar, por su parte, una primera investidura fallida por el empeño de Unidas-Podemos en formar parte de un "gobierno de coalición" que el líder socialista rechaza; y por lo que respecta a Iglesias, para comprobar si el PSOE va en serio con los morados o está dispuesto a cambiar su apoyo por una abstención de Ciudadanos, PP o los dos in extremis.

Y parece que la entrevista ha terminado como empezó: sin acuerdo. Fuentes socialistas explican que ha sido una reunión "cordial" de una hora, durante la cual Sánchez ha insistido en su propuesta de "gobierno de cooperación" sin Vicepresidencia y ministros de Unidas Podemos, ante lo cual Iglesias "no ha variado su posición manteniendo su exigencia de un Gobierno de coalición".

"No ha descartado votar en contra de la investidura"

Eso sí, el líder de la coalición de izquierdas "no ha descartado votar en contra de la investidura", avisan las mismas fuentes y, por su parte, el presidente del Gobierno en funciones le ha señalado que "con o sin apoyos en el mes de julio habrá investidura". 

Ninguno de los dos se fía de las intenciones del otro. En la Moncloa tanta insistencia del secretario general de Podemos para entrar al gabinete les hace temer lo peor: que si no lo consigue rompa la negociación y fuerce una repetición de elecciones generales en otoño. Mientras, él cree que Sánchez está jugando con Unidas-Podemos para conseguir una investidura a toda costa que luego le permita pactar con Ciudadanos y otros grupos (PNV, PRC) los presupuestos y medidas económicas de corte neoliberal. Y a eso no parece dispuesto.

Lo que no quiere el inquilino de La Moncloa es ver comprometida su acción de gobierno por una formación que no le aporta mayoría absoluta -ambos suman solo 165 diputados- y que podría plantearle serios problemas de disidencia cuando la situación política en Cataluña se agrave a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo sobre Oriol Junqueras (ERC) y el resto de los implicados en el procés.  

Sabe el presidente del gobierno en funciones, además, que una primera investidura fallida pone en marcha el plazo de dos meses al final del cual el Rey Felipe VI, si no hay otra investidura, tendría que convocar la repetición de elecciones generales.

Y en ese momento en que el llamado reloj de la democracia se ponga en marcha, el inquilino de La Moncloa pierde la iniciativa que pasa a manos de quienes pueden apoyarle, Podemos y Ciudadanos, los cuales empezarán a hacer cuentas de lo que más les conviene. Y en 2016 un proceso similar acabó con todos los españoles volviendo a votar.  

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