Pablo Iglesias va a por todas en el pulso que mantiene con Pedro Sánchez a cuenta del "gobierno de coalición", que el PSOE rechaza porque no da la mayoría absoluta necesaria para sacar adelante la legislatura. Según ha sabido Vozpópuli, Iglesias ha transmitido a su interlocutor que, si no hay ministros de Podemos, está dispuesto a ir a una repetición de las elecciones generales y "quien más tiene que perder" son los socialistas.
Además, quiere ser él en persona quien entre en el gabinete socialista; ni un "independiente" ni personalidades "de Podemos", como volvió a ofrecerle este jueves el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. La cúpula del partido morado no se fía de que los independientes garanticen la ejecución del programa que prevé pactar con el presidente del Gobierno en funciones, y está dispuesta a forzar la máquina como prueba de fuego de que Sánchez no va a "girar a la derecha" en cuanto sea investido.
El líder de Podemos cuidó mucho este viernes su respuesta al partido del Gobierno: en Barcelona, ante el Círculo de Empresarios, y después de desgranar el programa económico de izquierdas que piensa poner sobre la mesa de Sánchez y que incluye una renta mínima garantizada de 600 euros, subida de impuestos, semana laboral de 34 horas, y derogación de la reforma laboral; un abierto desafió a las palabras de la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, que 24 horas antes había dicho lo contrario.
Iglesias teme que el PSOE acabe acercándose a Ciudadanos por supervivencia en muchos ayuntamientos y comunidades en los que no hay otra posibilidad, y no quiere acabar atrapado por el pactismo; antes que eso, repetición de elecciones. Este viernes dejó claro su escepticismo ante la flor y nata del empresariado catalán para que no quepan dudas de sus intenciones: "No se puede decir una cosa en campaña y hacer otra después".
"No se trata de pedir sillones, sino de comprometerse con la necesidad de reformas, y eso es lo que nosotros queremos: empujar esas reformas desde el Gobierno", recalcando una y otra vez la expresión "gobierno de coalición" rechazado el día anterior por Ábalos.
Desplome de Vox
El argumento que esgrime Iglesias para asustar a Sánchez es que en una situación de adelanto electoral lo más probable es que Vox se desplome (siguiendo la tendencia de las europeas y autonómicas), y que los populares recuperen parte del terreno perdido (casi tres millones de votos). Es el llamado efecto "segunda vuelta", en la que los votantes se suelen dirigir sobre todo hacia los partidos que mejor representan el "voto útil": esto significaría el PSOE, pero también el PP, con la posibilidad de que la suma de las "tres derechas" sea mayor que la de las "izquierdas".
Iglesias sabe que votar otra vez significará aguantar una difícil embestida. Pero confía en el efecto movilizador de sus campañas electorales y sabe que de no alcanzar un ministerio lo perdería igualmente todo en el próximo congreso. La tentación es jugar otra vez al todo o nada, con la esperanza de que sea Sánchez el primero en frenar antes del barranco. De no ser así, el líder morado piensa legitimar su maniobra con una consulta interna.
Fuentes de Podemos recalcan que desde hace un par de semanas se habla de la posibilidad de tumbar la investidura de Sánchez, como adelantó este diario. Y remarcan que Iglesias está decidido entre otras cosas porque dice que el socialista le prometió un gobierno a la "valenciana", es decir, con ministerios compartidos, y que ahora no está cumpliendo con su palabra.
"Pablo quiere un ministerio para él sí o sí", aseguran desde Podemos. No todos consideran que la estrategia sea la adecuada, pero ven al secretario general decidido y resumen así su estrategia: "Si hace falta, morirá matando". Sánchez está avisado.