Política

Las razones por las que Errejón no disputará el trono de Podemos a Pablo Iglesias

El número dos de Podemos deja entrever que el divorcio con los 'pablistas' llegará en cuanto el partido se quede sin opciones de gobernar. Si avanzó que no disputará el trono a Iglesias es porque anda abonando el terreno de otro proyecto.

  • Íñigo Errejón haciendo el símbolo de la Victoria en un acto en Valencia.

“Muchas veces lo que se calla hace más impresión que lo que se dice”, dejó escrito el griego Píndaro. Y nada mejor que esta frase explica el paso de Íñigo Errejón, número dos de Podemos, por el confesionario de la Ser el pasado viernes. Allí, donde la socialdemocracia desnuda sus instintos, descartó disputar el liderazgo al secretario general, Pablo Iglesias, dentro de la formación morada “porque sólo hay diferencias tácticas”, pero no despejó qué camino tomará si el modelo de partido, abierto y transversal, que él defiende termina mordiendo el polvo frente a la radicalización que proponen pablistas y anticapitalistas.

Eso sí, dio una buena pista cuando se atrevió a decir que “sólo si las diferencias políticas son insalvables, entonces uno habla de proyectos diferentes”. ¿Y cuándo ocurriría ello? ¿Cuándo se produciría tal desencuentro político de fondo? ¿Cuándo llegaría la ruptura? ¿Cuándo se materializará la escisión de los moderados?

El propio Errejón dejó entrever que el divorcio llegará en cuanto Podemos quede sin opciones de gobernar (en coalición o en solitario). “Ese riesgo existe, ese tipo de Podemos pequeñito y en la esquina izquierda del tablero, sería muy funcional a los poderosos, una pequeña minoría que protesta, que se queja, que está enfadada, pero que tiene poca capacidad de trascender sus propias fronteras, sus propios límites, de hablarle a gente diferente y de persuadir para construir una mayoría nueva”, manifestó el secretario político. “Es una de las formas de que proyectos que nacen para transformar su país se convierten en proyectos que satisfacen a la capilla, a los ya convencidos”, lanzó a Iglesias y sus correligionarios.

El naufragio de Podemos llegará en tanto no consiga superar su techo electoral: los cinco millones de votos

Si bien aclaró que no cree que tal escenario sea al que “está apuntando Pablo”, Errejón admitió que su partido, con Iglesias al frente, podría caer en el error de “la autosatisfacción, mirarse el ombligo y conformarse con los que ya están”. “Si camináramos en ese sentido no seríamos una fuerza con capacidad de transformar”, advirtió el número dos de Podemos, deslizando con sutileza que entonces daría el salto de ese barco a la deriva.

El naufragio de Podemos llegará en tanto no consiga superar su techo electoral: los cinco millones de votos. Y hay un mal precedente en los seis meses que separaron el 20D del 26J, donde la suma con Izquierda Unida en la coalición Unidos Podemos no funcionó. Con Iglesias afianzado en el liderazgo del partido por la incomparecencia de Errejón (esto ya no lo alternará las primarias autonómicas en Madrid o Andalucía ni la próxima Asamblea estatal), el momento de la verdad será cuando haya nuevas elecciones, dentro de dos años, como prevén los analistas que vaticinan una legislatura corta por la debilidad parlamentaria de un eventual Gobierno de Rajoy, o dentro de cuatro.

En ambos casos, unos malos resultados de Podemos harían difícil la continuidad de Iglesias, máximo cuando él mismo ha señalado que no se ve mucho tiempo haciendo oposición en el Congreso, que lo suyo son las aulas de Somosaguas y los platós de La Tuerka o la iraní HispanTV.

Esa sería entonces la hora de Errejón, cuya siembra no se detiene ningún día. Si en los micrófonos de la Ser avanzó que no disputará el trono a Iglesias es porque anda abonando el terreno. Él nunca se enfrentará a su amigo dentro de Podemos, pero fuera, el paisaje es hermoso.

Laclau como referente

Errejón, cuya imagen genera empatía y no la animadversión que causa Iglesias en buena parte de la izquierda (véase el último sondeo de Metroscopia), cuenta con apoyos suficientes para lanzar un nuevo proyecto. Llamarlo 'Unidos para la Victoria' sería un homenaje al Frente para la Victoria (FPV) que integran el kirchnerismo, movimiento político en Argentino cuyo ideólogo de cabecera es uno de los referentes teóricos de Errejón, Ernesto Laclau, autor de Hegemonía y estrategia socialista.

El número dos de Podemos se rodea de un círculo de asesores de mayor empaque intelectual que la camarilla de Iglesias: Jorge Moruno, Rodrigo Amírola, Germán Cano, Jorge Lago o David Benavides cultivan las tesis errejonistas. También tiene de su lado a la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, y a la diputada Tania Sánchez, ambas impulsoras de la candidatura Proceso Adelante a las primarias de Podemos en la Comunidad de Madrid. Esta opción está muy bien relacionada con plataformas de unidad popular de toda la región.

El número dos de Podemos se rodea de un círculo de asesores de mayor empaque intelectual que la camarilla de Iglesias

Así mismo, Errejón tiene sintonía con Raimundo Viejo Viñas, el diputado que sirve de enlace con En Comú Podem, la marca que lidera Ada Colau en Cataluña, y con Mónica Oltra (Compromís), vicepresidenta de la Generalitat valenciana. En esta comunidad la mano derecha del secretario Político de Podemos es Ángela Ballester, integrante del Consejo Ciudadano estatal. Y en el País Vasco, por ejemplo, goza de cercanía con la responsable regional, Nagua Alba.

Errejón no está sólo, sino todo lo contrario. El equipo lo tiene y el ADN emprendedor para fundar un partido también. Su padre, José Antonio Errejón Villacieros, fue uno de los promotores de Los Verdes a principios de los años ochenta. Con estas credenciales y con la ambición que ha mostrado en ocupar el espacio de la izquierda tolerante descontenta con el PSOE, no intentarlo será traicionar a su omnipresente Gramsci: “Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido”.

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