El PP valenciano ya se ve a las puertas de la Generalitat. Isabel Bonig, la líder regional, asegura que el adelanto electoral entraña el fin del denominado 'pacto del Botánico', el acuerdo de gobierno entre el PSOE y Compromís que expulsó a los popualres del 'Consell'. Los populares consideran que la decisión de Ximo Puig es un signo de debilidad. "Hace dos semanas no quería el superdomingo y ahora ha corrido a convocar junto a Pedro Sánchez ante el riesgo de un desastre que se ve venir".
Bonig cree que su formación está preparada y en condiciones para volver a la Generalitat, después de cuatro años 'de penitencia'. La corrupción sacudió al PP en esta zona más que en ninguna otra. Por encima incluso que en Madrid. Zaplana y Camps, dos presidentes, y numerosos de sus colaboradores y equipos quedaron salpicados o directamente señalados por episodios escandalosos, que aún colean. Bonig ha llevado a cabo una renovación interna que ya cosecha excelentes resultados en las encuestas.
Dos factores determinan el optimismo del PP. De un lado, la jugada de Puig de adelantar los comicios, supone una puñalada por la espalda a sus socio de Compromís. Mónica Oltra, su vicepresidenta, casi se enteró por la prensa. Su reacción ha sido de indignación mesurada. La relación entre ambas fuerzas se recompondrá, pero siempre con un poso de desconfianza. El otro factor es la irrupción de Vox, que se da por inevitable, de acuerdo con los sondeos. El PP confía en que la Comunidad Valenciana pueda redondear un acuerdo 'a la andaluza'. Vox se convertirá en un elemento clave y fundamental para el nuevo escenario.
El cráter de la corrupción
El 'bloque de las derechas', como lo denominan en el PSOE, aparecía como neto vencedor en las generales según la encuesta de Valencia Plaza publicada este fin de semana. En el próximo 28-A, la suma de PP, Cs y Vox sacaría más de diez puntos que el grupo de la izquierda. Esta es la sensación que cunde ahora en la Comunidad, y con la que se trabaja también en Génova.
Vox no tiene candidato. José María Llanos, su cabeza visible en la zona, duda si presentarse a la Generalitat o al consistorio valenciano. En cualquier caso, consechará muy buenos resultados. Los suficientes para sumar junto al PP y a Cs, que acaba de elegir en primarias a Toni Cantó, otro valor en alza y de fuerte tirón popular.
Bonig reaccionó en su día con enorme escepticismo ante posibles acuerdos con el partido de Santiago Abascal. Lo consideraba demasiado extremo. Sin llegar a la línea crítica de algunos barones como Feijó o Alonso, expresó serias dudas ante la embestida verde y la necesidad de alcanzar acuerdos. Ahora ya no tiene muchas dudas. "Vamos hacia la conformación de un Gobierno de Bonig con el soporte de Ciudadanos y Vox", aseguraba César Sánchez, presidente de la diputación de Alicante y destacada figura del PP en la región. Los valencianos ya saben cómo es un gobierno de izquierdas y nacionalista, entregado al pancatalanismo e incapaz de gestionar, piensan en Génova, donde se acaricia la idea de recuperar uno de sus bastiones más tradicionales, conmocionado aún por el cráter del enorme volcán de la corrupción.