El líder de Òmnium, Jordi Cuixart, ha seguido la línea marcada por su compañero de militancia, Jordi Sànchez (ANC) y ha declarado ante el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena que el único referéndum viable por la independencia será el que convoque el Estado.
De este modo, el activista independentista trató de persuadir al magistrado para que le conceda la libertad. Cuixart, al igual que Sànchez, lleva en prisión desde el pasado 16 de octubre acusados de un delito de sedición.
Según fuentes presentes en el interrogatorio, Cuixart ha admitido que por los métodos empleados hasta ahora no se logrará la independencia y ha apostado por el acuerdo dentro de los cauces legales. Como Sànchez, que declaró antes que él, ha reconocido los márgenes de la Constitución y ha reivindicado sus convicciones pacifistas, siempre según las mismas fuentes.
Tanto Sánchez como Cuixart están acusados de impedir la acción de la Justicia en el cerco a la sede de la Consellería de Economía y Hacienda el pasado 20 de septiembre en Barcelona. Aquel día, una multitud rodeó el edificio en el que la Guardia Civil practicaba un registro siguiendo las órdenes del juez que investigaba la organización del 1-O.
Sobre la declaración de la República tras el referéndum, Cuixart ha descrito aquel paso como algo simbólico. Ha querido dejar claro que él no es político ni tiene intención de serlo y ha negado que en su activismo buscase coaccionar al Estado.
Tras Cuixart, que ha comparecido cerca de una hora y cuarto, el juez ha comenzado a tomar declaración al exconseller de Interior, Joaquim Forn, también en prisión desde el pasado 2 de noviembre. Los tres solicitaron declarar voluntariamente ante el juez.