El Rey ha marcado los plazos para una posible sesión de investidura. Los días 24 y 25, ronda con los líderes políticos. A partir de ahí, todo queda en manos de la presidente del Congreso, Ana Pastor, quien pretende negociar con los distintos grupos una sesión exprés para desembocar el día 30, que es domingo, o el 31 en la votación definitiva.
Mariano Rajoy pretende liquidar la sesión de su posible investidura en un par de días, esto es, uno menos de lo que es habitual. Dos factores condicionan el proceso. El 31 de octubre, fecha límite que señala la Constitución para que esté nombrado el nuevo presidente, y el 28 y 29 por el viaje del Rey a la Cumbre Iberoamericana. A expensas de lo que decida el Comité Federal del PSOE, aún sin fecha aunque se apunta al domingo 23, el proceso de designación del futuro jefe de Gobierno deberá zanjarse en tan sólo una semana. De ahí las prisas.
El equipo de Moncloa ha trabajado con un calendario muy especial. Tras la ronda en Palacio, y en el caso de que haya un candidato con posibilidades de ser investido, se reservaría el día 26 para las necesarias conversaciones a fin de ajustar el protocolo de la sesión. Límite: 48 horas. Es decir, reducir a dos jornadas la duración de los plenos, en lugar de tres, como viene siendo habitual.
“Hace falta cintura”, declaró el martes Ana Pastor, la titular de la Cámara Baja. La idea es comprimir en una sola fecha la primera de las jornadas, es decir, un pleno que arranque a primera hora de la mañana del 27, o del 28, (con la inoportunidad de que, en este último caso, el Jefe del Estado se encontraría ya viajando hacia Suramérica) con la intervención de Rajoy y, tras las intervenciones, réplicas y contrarréplicas de los líderes de los demás grupos, votar esa misma noche. Poner de acuerdo a todos los partidos para imprimir tal aceleración al proceso puede resultar un empeño complicado pero no imposible. Cabe pensar que en el primer intento no conseguirá el aspirante la mayoría absoluta necesaria, por lo que deberán esperarse 48 horas para proceder a la segunda votación que esta vez requiere tan sólo de una mayoría simple.
¿Un pleno en domingo?
La duda estriba en cuándo habría de celebrarse este pleno. El día 29 es el primero legalmente disponible. El Jefe del Estado, sin embargo, estaría todavía fuera del país, en Cartagena de Indias, por lo que, de entrada, esta posibilidad parece casi descartada. Se pasaría al día 30, con el Monarca ya de regreso a nuestro país. Es domingo, una fecha quizás poco adecuada para organizar un pleno parlamentario. La Constitución nada señala a este respecto por lo que podría llevarse a cabo en festivo. La otra alternativa es el lunes 31, jornada laborable y sin más problemas que el compromiso imprescindible de que, tras las breves intervenciones de los oradores (el presidente tan sólo hace uso de la palabra por espacio de diez minutos), se procedería a la votación. En este caso se requiere tan sólo mayoría simple. Si se abstienen once diputados del PSOE el asunto quedaría resuelto ya que el candidato del PP contaría con el respaldo de Ciudadanos y Coalición canaria. Acto seguido, el Monarca procedería a sancionar el nombramiento para que se publique en el BOE.
El principal problema radica en la primera jornada de la investidura. Tanto Pedro Sánchez como Mariano Rajoy, en sus intentonas fallidas, optaron por dividir este pleno en dos entregas, con el objeto de que el aspirante ocupara monográficamente una de ellas. Habida cuenta de la urgencia del calendario y por tratarse ya de la tercera investidura en diez meses, cabe pensar que los discursos no han de ser necesariamente tan extensos. Aquí entrará en juego la habilidad de Ana Pastor para convencer a los jefes de filas de los catorce grupos parlamentarios, una tarea enrevesada.
“Los tiempos dan, es posible cerrar la investidura dentro de plazo sin necesidad de alterar el viaje iberoamericano del Monarca”, señala una fuente de Moncloa. “Si podemos empezar a gobernar hoy o mañana, mejor que pasado mañana”, apuntó este lunes el portavoz del PP. Ciudadanos es del mismo parecer. Las prisas de los populares no son necesariamente compartidas por toda la oposición. Incluido el PSOE, donde el proceso de unificación de criterios entre los dos 'bandos', según la expresión de Sánchez, está resultado problemático. La convocatoria de Zarzuela para comenzar la ronda de consultas ha servido de toque de atención a la familia socialista sobre la necesidad de huir de su parálisis de cara a la celebración de su decisivo Comité Federal, en el que la abstención será el eje del debate, de acuerdo con lo afirmado este martes por Javier Fernández, enfrascado en lograr la sintonía entre los diferentes barones de su formación.