El nombre de Manu Levín empezó a conocerse en la cúpula de Podemos unos meses antes de la campaña electoral de abril. El excompañero de piso de Isa Serra, candidata de Podemos a la Comunidad de Madrid y pareja sentimental de Juanma del Olmo, el todopoderoso dirigente de Podemos, empezó a encargarse de redactar algunas líneas estratégicas en los discursos de Pablo Iglesias. Lo fichó Irene Montero y rápidamente se hizo con la confianza del jefe.
Su perfil es casi desconocido. Mediáticamente no tiene relevancia, y este no es un detalle menor porque para saber si un dirigente sube o baja en Podemos es suficiente medir los minutos de intervención en los medios. Pero su escasa proyección mediática es directamente proporcional a la importancia que ha obtenido en el ámbito de la construcción del ideario del nuevo Podemos.
Levín formó parte, por ejemplo, del equipo de asesores que acompañó a Iglesias en los platós de televisión durante el debate electoral. Muchos se fijaron en Pablo Gentili, el argentino amigo de los Kirchner llegado tras la caída de Dilma Rousseff de la mano de Juan Carlos Monedero, de quien dijeron que había creado el Iglesias “moderado”. En realidad, muchas de las ideas clave que han permitido a Iglesias salvar los muebles en las dos últimas elecciones ha salido del cerebro de Levín.
Suya fue, por ejemplo, la idea de enfocar la precampaña electoral de abril en ideas como “decir la verdad” y hablar de las cloacas del Estado en relación a las investigaciones sobre Villarejo. En Podemos saben que el victimismo siempre apremia, y en ese momento de dificultad Iglesias compactó a sus filas y logró un 14,3% de votos.
Iglesias con la Constitución en la mano
En esos días desembarcó, además, un Iglesias inédito. El de la Constitución en la mano. El líder morado que pedía un reset del Estado, la ruptura del “candado” del “régimen del 78”, de repente se erigió en defensor de la ley de leyes. Trabajó recuperando el mismo discurso político de Izquierda Unida.
“Levín llegó pocos meses antes de la ruptura de Errejón en Madrid”, explican desde el partido morado. “Fue guionista de algunas series de La Sexta y antes compañero de piso de Isa Serra”, añaden, aunque ahora se ha convertido en una de las personas de confianza de Iglesias y sobre todo Montero.
Según varias fuentes de Podemos, antes de entrar a formar parte del equipo que redacta los discursos Levín “no existía” a nivel orgánico. “Su trabajo es más técnico que político. Redacta líneas de comunicación y colabora en la estrategia del partido. Hace algo parecido a lo de Pedro Honrubia, aunque Pablo a Pedro no le escuchaba casi nunca, y a Manu sí que le sigue”, añaden en la formación morada.
De él dicen sus compañeros que es una “buena persona” y un “buen trabajador”. Su nombre aparece también relacionado a Luis Alegre, uno de los fundadores de Podemos, con quien asistió a un seminario de la Complutense sobre "cultura en contextos de crisis", en la facultad de Filología.
Asesor de discurso del líder
“Ha ido escalando posiciones con buenas ideas. Empezó redactando algunos dosieres puntuales en el despacho parlamentario de Irene [Montero], pero ahora se encarga de gran parte de la estrategia de comunicación”. Aun así, según algunos diputados de Unidas Podemos, su peso “es puramente técnico”.
Sea como fuere, Iglesias le encumbró en uno de los mítines más importantes de la última campaña electoral. Fue delante de 4.500 personas en Madrid cuando agradeció su trabajo y dijo de él que, a pesar de su aspecto de “rata de biblioteca”, había colaborado en la definición de otra campaña electoral sui generis, basada en un ataque a cara de perro contra el PSOE y Pedro Sánchez, pero no contra sus militantes.
“Hay veces que la gente me escribe y me dice: qué buen argumento has dado, qué buen ejemplo tan preciso. Muchas veces es el resultado del trabajo de un ratón de biblioteca que nadie conoce pero que piensa algunas de las mejores cosas que decimos y que es Manu Levín", dijo Iglesias en ese acto final de campaña. Dos días después, el partido morado bajó a 35 escaños, el umbral de supervivencia establecido internamente, y salvó los muebles en los comicios más complicados de su historia.
Como el primer Errejón
El perfil de Levín recuerda vagamente al del primer Íñigo Errejón. El amigo de la Complutense de Iglesias también fue considerado el demiurgo del discurso político del primer Podemos, aunque pronto ese protagonismo condicionó la dura desavenencia entre ellos. Iglesias también tenía palabras de cariño hacía Errejón: "Lo vi en la cafetería de la Complutense comiendo pan con azúcar y me dieron ganas de adoptarle", ironizaba.
La historia acabó mal y ahora Iglesias sabe que nadie le puede robar protagonismo. No sea que uno de los activos del partido se convierta en contrincante. Podemos, por otro lado, ha entrado en su segunda vida: “El cielo se toma con perseverancia”, escribió Iglesias el pasado jueves a sus militantes para justificar el pacto de Gobierno de Sánchez. Y quizás también esa idea provenga del bolígrafo del nuevo asesor del líder máximo de Podemos.