Las elecciones generales del pasado 10 de noviembre dejaron el Congreso más fragmentado de la democracia. Diputados de 25 partidos políticos distintos ocuparán los escaños de la Carrera de San Jerónimo a partir del próximo 3 de diciembre, cuando tomen posesión de sus actas. Los diputados de las grandes formaciones estatales compartirán bancadas con un nutrido grupo de formaciones regionalistas e independentistas, que harán valer sus reivindicaciones cuando sus votos sean necesarios para gobernar y aprobar leyes.
Los 350 parlamentarios se agrupan en 19 listas electorales, un récord en democracia. Dentro de ellas, 47 escaños pertenecen a partidos de ámbito regional. A los 14 de Esquerra, los ocho de JxCat, los seis del PNV y los cinco de EH Bildu, dos de la CUP, uno de Compromís, uno de Coalición Canaria y otro Nueva Canarias, dos de Unión del Pueblo Navarro (UPN), uno de Foro, uno de los nacionalistas gallegos del BNG, uno del Partido Regionalista de Cantabria (PRC) y uno más de Teruel Existe. Dentro de En Comú Podem -la confluencia catalana de Unidas Podemos- hay cuatro de Barcelona en Comú, uno de Iniciativa (ICV) y dos de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA).
A priori, el Grupo Mixto estará compuesto por 20 diputados de nueve partidos diferentes. Habrán de repartirse no sólo la subvención pública de la Cámara para gastos de funcionamiento sino también los tiempos de los turnos de intervención.
Tras las elecciones generales de abril de 1936, las últimas de la Segunda República, en el Hemiciclo se sentaban diputados de 32 partidos distintos. 18 tenían entre uno y cinco parlamentarios. La Cámara se componía entonces de 472 asientos.
El reparto de la Mesa
Una de las cosas que habrá que decidir será el reparto de los cargos en el órgano de gobierno de la Cámara, que probablemente seguirá dirigiendo la socialista Meritxell Batet. Los grandes partidos se reparten al comienzo de la legislatura los puestos. Pero necesitan recabar los apoyos suficientes.
Los juramentos o promesas
Sin duda, el momento de la toma del acta de diputado y la fórmula para jurar o prometer la Constitución -un paso obligatorio- se ha vuelto uno de los momentos que más atención atrae de la primera sesión de las Cortes tras los comicios generales. Si los diputados catalanes independentistas que por entonces se hallaban en prisión provisional se reivindicaban como presos políticos y utilizaban la fórmula del imperativo legal aludiendo al "mandato del 1 de octubre", los nuevos parlamentarios de Vox juraban "por España" y los de Unidas Podemos prometían acatar la Carta Magna "por la democracia, por los derechos sociales, por España"