Política

Marí-Klose: "En España hay otras formas de pobreza infantil, como la obesidad o el fracaso escolar"

El Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil considera que España ha invertido poco en políticas de familia y de infancia y advierte: "La pobreza infantil deja cicatrices y es hereditaria"

  • Entrevista Paul Marí-Klose

Pau Marí-Klose (Ibiza, 1972) asumió el cargo de Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil hace menos de cinco meses. Era el 'número dos' de este órgano que Pedro Sánchez se encargó de crear al poco de aterrizar en La Moncloa a semejanza del impulsado por Tony Blair en el Reino Unido de finales de los 90.

Pero pasó a pilotarlo poco después de que su predecesora, María Luisa Carcedo, se convirtiese en titular de Sanidad tras la dimisión forzada de Carmen Montón. La noticia le pilló en la Universidad de Zaragoza, donde ejercía de profesor de Sociología, y es a aquellos pasillos donde pretende volver cuando termine su etapa política.

Aunque España se comprometió hace cuatro años a erradicar la pobreza en todas sus formas en el en 2030 al sumarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, un informe publicado este viernes por Save the Children advierte que el porcentaje de riesgo de pobreza infantil y exclusión en España apenas se reducirá para ese año.

Del 28,3% actual pasará al 26,5% en 2030. Es decir, el país seguirá contando con los cerca de 1.400.000 niños en situación de pobreza severa y los 2.200.000 en riesgo de pobreza que le atribuyen los indicadores de la UE.

Una de las primeras medidas del Gobierno de Sánchez fue crear este  Alto Comisionado similar al que ya existe en otros países europeos como Reino Unido o Francia. ¿Por qué lo consideró conveniente?

Tenemos un problema de pobreza infantil estructural. Ya lo teníamos antes de la crisis. España tiene una cifra anómala con respecto a su nivel de desarrollo, según entidades sociales, académicas y la UE. La pobreza deja cicatrices, no solo por la carencia de los bienes materiales, sino desde el punto de vista educativo y sanitario.

Había que tomar cartas en el asunto y es lo que estamos haciendo. Parece buena idea crear esta estructura, que ya existe en otros países como Gran Bretaña, Francia y Nueva Zelanda porque la experiencia demuestra que les ha funcionado.

¿De qué forma se mide la pobreza infantil para que un país con el nivel de desarrollo de España se sitúe a la par que Rumanía, Bulgaria o Letonia en cuanto a su volumen de niños con riesgo de caer en la miseria o exclusión?

Las tasas de pobreza infantil consisten en una medición relativa de la pobreza en relación a la mediana de ingresos en ese país, que es un valor que divide la población en dos partes. Es decir, en España la mediana es más alta que en esos países, pero en términos relativos somos un país que deja a las familias con niños atrás al igual que ellos.

Los niños en situación de pobreza son niños que, en una sociedad dada, pierden oportunidades para desarrollar sus facultades y que no van a gozar de las mismas oportunidades de participar en el ocio educativo, por ejemplo. España presenta carencias materiales en relación con la mediana de ingresos.

¿Tantas carencias como para que el volumen de niños pobres españoles se equipare a los de Rumanía?

Se mire el indicador que se mire, siempre nos encontramos con que los niños están en una situación particularmente desventajosa en la sociedad española. Eso no quiere decir que los niños pobres en España vivan en peores condiciones que los niños pobres en países mucho más pobres que el nuestro.

Viven en mejores condiciones que los niños pobres de Rumanía, pero en relación al resto de la sociedad están a la misma distancia. Estamos muy influenciados por estereotipos de niños de otros países subdesarrollados, harapientos, que pasan hambre, extremadamente delgados... 

Pero en un país con educación pública y un sistema de sanidad estatal que es un ejemplo, ¿en qué se traduce la pobreza infantil?

En España hay otras formas de pobreza infantil. Aquí tienen una mayor propensión a la obesidad, como resultado de la malnutrición y no tanto de la desnutrición. En España, los niños pobres van a la escuela, sí, pero el riesgo de fracaso escolar es muy alto.

Los niños provenientes de familias del 20% más bajo de ingresos, a los 15 años, han repetido más. Prácticamente un 53% de ellos han repetido, frente al 8% del tramo más alto de ingresos. El abandono escolar es también más acusado entre los niños en situación de pobreza. Muchos no llegan a la universidad y la inserción laboral es peor y te marca las condiciones de vida a lo largo de la vida adulta.

Los niños provenientes de familias del 20% más bajo de ingresos, a los 15 años, han repetido más"

¿Y cómo afecta la aleatoriedad de nacer en un hogar desfavorecido español en el terreno de la Salud? ¿Solo en la obesidad?

Ese es uno de los problemas más acuciantes. Somos un país con mucha pobreza infantil y mucho sobrepeso. Las tasas de esto en los tramos mas bajos de ingresos son del 30%, mientras que en las altas son del 11%.

Pero además, los embarazos prematuros son mucho más comunes en niñas de entornos desfavorecidos. Es toda una serie de desventajas que terminan teniendo un carácter acumulativo. A igualdad de condiciones en la vida adulta, haber sido niño pobre termina afectando a tu esperanza de vida, deja cicatrices. Los niños pobres viven menos.

Las cifras varían según los informes. De los 7,3 millones de niños de 0 a 14 años que hay en España, ¿realmente 1,4 millones sufren pobreza severa y 2,2 millones están en riesgo de pobreza como se dice?

Las cifras bailan constantemente dependiendo de los indicadores que se cojan. Pero se mire como se mire, tenemos cientos de miles de niños en situaciones desfavorecidas y eso va a tener un impacto en su bienestar inmediato y psicológico. La urgencia está en los más vulnerables y esa cifra está entre los 600.000 y 700.000. Viven en hogares con dificultades para llegar a fin de mes, donde no se pueden pagar facturas y, a veces, hay riesgo de desahucio. Las comidas no siempre son lo equilibradas que deberían ser.

¿Cree que existe cierto negacionismo en España a cerca de la pobreza infantil? ¿Es tan crónica que ya nos hemos acostumbrado?

Sí. Tiene que ver con un estereotipo del niño abandonado, que no puede alimentarse y que va harapiento. Esa no es una imagen del niño pobre en el primer mundo, sino la de la obesidad o el fracaso escolar.

Esta pobreza no es evidente para todo el mundo porque las clases media y alta, que son las que transmiten su visión del mundo en los medios, no conviven necesariamente con esta realidad. Estas realidades se concentran en determinados barrios y colegios que no son los que ellas frecuentan. 

Además, la pobreza tiende a ocultarse, se vive de forma oculta y acomplejada. Solo el 3% de la gente pobre reconoce que lo es. La pobreza no se testimonia, pero aflora y más en periodos de crisis.

Decía su antecesora en el cargo que la pobreza tenía cara de niño. ¿Es este grupo de edad el más afectado por la pobreza? 

Tiene rostro de niño porque se concentra en hogares con muchos niños en términos relativos. Dentro de estos, se concentra más en hogares monomarentales y en familias numerosas. Cabe recordar que los adultos que viven sin niños tienen tasas de pobreza menores que los que viven con niños porque tenerlos te quita tiempo para dedicarlo a ganar dinero o progresar en tu trabajo.

La tasa de pobreza en los hogares con niños es la más alta, aunque la crisis ha traído también mucha pobreza a los jóvenes. En otros grupos de edad es más baja, las pensiones en España han asegurado ingresos para la mayoría de pensionistas por encima del umbral de la pobreza, cosa que no sucede con los niños. Pero eso no quiere decir que vivan muy por encima. 

España es un ejemplo de solidaridad intergeneracional, ¿hemos prestado entonces poca atención a los niños en comparación con los mayores?

La pobreza se hereda y la mayoría de los niños en situación de pobreza suelen tener abuelos con una situación no muy holgada. Estos ayudan en momentos especiales de la clase media como la emancipación, la hipoteca, en la crianza... Pero es anómalo tener que contar con abuelos apara rescatar a los nietos.

Después de 40 años de democracia, ¿qué han hecho mal los políticos para que los niños españoles estén en esa situación tan vulnerable?

Los políticos han hecho poco en este terreno. Tenemos un Estado de Bienestar bueno para  los pensionistas, una sanidad modélica y ejemplar que encabeza ránkings mundiales porque es eficiente y cura mucho. El sistema educativo es mejorable, pero ha incorporado a la universidad a muchos jóvenes. Sin embargo, no lo hacemos bien en políticas de infancia: gastamos menos de lo que gastan otros países con mismo nivel de desarrollo.

¿Por qué?

Hasta hace poco creímos que las familias eran entidades autosuficientes que se pueden valer por sí mismas. Venimos de una cierta cultura patriarcal en que al varón le estaba asignado el rol de ser el que traía el pan a casa como sustentador familiar.

También estamos influidos por la doctrina católica y por 40 años de Franquismo, donde se ha afianzado la idea de que el Estado no debía intervenir. Pero para otros países, la crianza de los niños es una responsabilidad social que corresponde a todo el mundo. Los niños no son considerados un bien privado de los padres, son un bien colectivo. Necesitamos niños y que se críen en buenas condiciones. Esa es la cultura que estamos intentando inculcar.

¿De qué forma se refleja ese compromiso en los Presupuestos? Algunas organizaciones creen que no hay una inversión suficiente.

Tenemos una gran laguna en este tipo de políticas que no se resuelve de un año para otro. Los planteamientos que hace este Gobierno son de despliegue gradual de políticas que nos permitan alejarnos de la realidad que nos sitúa cerca de Bulgaria, Rumanía o Polonia y nos lleve a parecernos a Italia, Francia o Austria.

Hemos incrementado un 17% las prestaciones por hijo a cargo, hemos eliminado el copago para las familias con rentas mas bajas, hemos introducido el bono térmico, más fondos en la escuela infantil, 150 millones adicionales en becas. Es decir, existe un compromiso que se traduce en torno a 600 millones de euros entre todos los ministerios. Evidentemente no es suficiente, pero vamos en la buena dirección.

¿Cuáles son las funciones concretas del Comisionado?

Somos una célula de agitación. Instamos a los ministerios a que hagan políticas para erradicar la pobreza infantil. Preparamos documentos y les ayudamos a diseñar planes. Además, estamos embarcados en un proyecto para construir una alianza de país que cuente con las administraciones de las Comunidades Autónomas, el tercer sector y las grandes empresas.

Nuestro objetivo último es la sensibilización. Necesitamos incrementar la natalidad, pero necesitamos niños que se críen bien y que se conviertan en adultos productivos que sostengan el Estado del Bienestar. La pobreza infantil debe entrar en la agenda política como lo hizo la lucha contra la violencia de género.

¿Luchar contra la pobreza infantil es solo de izquierdas? En un momento de incertidumbre política, con los presupuestos y las elecciones en el aire... ¿Cómo se logra que este reto se convierta en una cuestión de Estado?

No luchar contra la pobreza infantil es una mala política de izquierda, de centro y de derecha. Esta lucha no puede terminar emborronada por el magma de la actualidad y que impide a la oposición reconocer que el Gobierno camina en la buena dirección. No debería ser una causa que nos aleje de otros partidos.

En los últimos años, en Venezuela se ha pasado de registrar altos índices de pobreza infantil a un aumento de la desnutrición y de la mortalidad infantil. ¿Llega tarde España a posicionarse contra Maduro?

Reconozco mi incompetencia en temas internacionales. No sé hasta qué punto intervenciones precipitadas a veces tienen efectos colaterales incontrolables que empeoran la situación más que corregirla. Hay que decir que lo importante es que las decisiones que se tomen, se hagan de una manera consensuada con nuestros socios cercanos.

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