A medida que van pasando las horas, la situación en Más Madrid empieza a tomar un cariz más oscuro. Desde que estalló el 'caso Errejón' el pasado jueves, los cimientos de la formación madrileña amenazan con venirse abajo sin solución de continuidad.
Una crisis política que ha golpeado de lleno a Más Madrid y Sumar, apéndices de una misma ideología, la de Podemos, que ha sido fragmentada por la guerra interna que sus miembros llevan años acelerando. Fue Podemos, precisamente, quien golpeó primero, advirtiendo que habían puesto en conocimiento de Yolanda Díaz las acusaciones de agresión sexual que pesaban sobre Errejón en verano de 2023, hecho que admitió en la tarde del lunes la propia vicepresidenta segunda del Gobierno.
Díaz había entregado la portavocía de Sumar en el Congreso a Errejón en enero de este mismo año, cuando las dos partes interesadas, Más Madrid y Sumar, eran plenamente conscientes de la tormenta que se avecinaba. El partido regional, fundado en 2019 por el propio Íñigo y la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha sido quien peor parado ha salido de todo esto.
En la rueda de prensa ofrecida el lunes por sus tres portavoces, Mónica García, Rita Maestre y Manuela Bergerot, Más Madrid reconoció que supo desde el primer momento, tras la publicación en 'X' (antes Twitter), las acusaciones vertidas por una mujer contra Errejón a raíz de un festival de música en Castellón.
De forma negligente, dejaron en manos del propio Errejón y Loreto Arenillas, entonces jefa de gabinete del político, la repercusión de los hechos. Arenillas, ahora en el destierro tras ser usada como chivo expiatorio, informó a la cúpula del partido, de la que formaba parte Manuela Bergerot como secretaria de organización, que lo publicado era un asunto menor y que habían contactado con la agraviada para aclarar los hechos, poniendo el partido a su disposición para cualquier cosa.
Del mismo modo, defendieron que no habían tenido constancia nunca de ningún episodio de acoso sexual que implicase a Errejón, y que tras leer las informaciones publicadas por Público y Cristina Fallarás, pidieron explicaciones y le solicitaron su dimisión de forma irrevocable.
Más Madrid no abrió investigación contra Errejón
Un mecanismo de salvación activado de forma urgente ante la catástrofe inminente, y que puso en evidencia el modo las grietas de Más Madrid en materia agresiones sexuales y comportamientos machistas. De hecho, la inacción de la cúpula, que confió en la palabra de Errejón y Arenillas, evitó abrir una investigación de los hechos.
Algo que exige de forma ineludible el código ético de Más Madrid. El capítulo dos del reglamento interno de la formación deja claro que Más Madrid se opone "activamente a cualquier comportamiento machista, racista, capacitista, xenófobo, a la exclusión por razón de identidad de género u orientación sexual o a cualquier tipo de discriminación; y abriremos los procedimientos disciplinarios pertinentes si esos comportamientos se dan en el interior de la organización".
Hecho que dejaron pasar por alto con Errejón y que, de haberse llevado a cabo, podría haber destapado este caso mucho antes, salvando la democracia interna de Más Madrid. Sin embargo, decidieron no intervenir, con las consecuencias políticas que puede traer para la dirección. De momento, no hay dimisiones en el más alto nivel, ya que las declaraciones del tridente el pasado lunes parecen estar lejos de asumir algún tipo de responsabilidad.
El destierro de Arenillas, quien se ha revuelto contra la cúpula, amenazando con no entregar su acta, lo que pone en riesgo los 27 escaños de Más Madrid en la región, pues pasaría a ser no adscrita, perdiendo el papel de oposición en detrimento de un Juan Lobato que, entre unas cosas y otras, respira aliviado tras meses de máxima tensión en su entorno. Las próximas horas se antojan claves para Más Madrid, pues ya se empiezan a oír voces discordantes entre la militancia y compañeros de partido, los cuales exigen más contundencia ante lo sucedido.