El acuerdo entre el Partido socialista de Euskadi y el PNV para coaligarse ha pillado con el pie cambiado a la gestora que dirige provisionalmente el PSOE. EL PSE ha cocinado su plan a espaldas de la gestora lo que ha multiplicado el malestar en Ferraz. De momento, optan por mantener las formas, apretar los dientes y repetir el mantra de de que "no nos pronunciaremos acerca del acuerdo hasta que conozcamos su contenido y su alcance". Un trago amargo tratándose de un acuerdo de calado como éste.
El PSE trata de curarse en salud insistiendo en que su secretaria general, Idoía Mendía, telefoneó al presidente de la gestora, Javier Fernández, para comentarle las líneas generales del acuerdo. Pero en Ferraz ya tienen ampollas con Mendía, una de las dirigentes que se alineó con Pedro Sánchez para celebrar un congreso del partido que decidiera el voto a Mariano Rajoy. Hasta que esta tarde comparezca en los medios, Mendía solo ha querido pronunciarse en twitter para contestar a su compañera, la también también crítica Adriana Lastra
Muchas gracias compañera https://t.co/LB3vEHINxv
— Idoia Mendia (@IdoiaMendia) November 20, 2016
Ferraz estará pendiente esta tarde de las dos reuniones que mantendrán PSE y PNV , a las seis y media y a las siete de la tarde, respectivamente, para debatir y votar los detalles de un acuerdo que reedita un periodo de compromiso y colaboración entre ambos partidos. Juntos dotaron de estabilidad y moderación política a la comunidad autónoma durante doce años. Entre 1987 1998.
Ahora 18 años después el problema para la gestora es otro. Por una parte, Ferraz tienen la última palabra. Cualquier acuerdo de este tipo debe refrendarlo un Comité Federal del PSOE, máxime tratándose de un pacto con nacionalistas. La gestora cuestiona además que el actual PSE deba prestarse a ser la muleta de un PNV que ha quedado reducido en las elecciones del pasado 25 de septiembre a cuarta fuerza en el Parlamento vasco. Implicaría acatar sin contestación los postulados nacionalistas a cambio de un puñado de carteras.
