La cifra de heridos por las cargas policiales de la Policía y la Guardia Civil para impedir el referéndum ilegal del domingo ante la pasividad de los Mossos d'Esquadra fue incrementándose a medida que pasaban las horas. Si el portavoz del Govern, Jordi Turull aseguraba a las dos de la tarde que eran cerca de 300, el presidente Carles Puigdemont cerro la noche elevando la cifra a más de 800.
En Moncloa creen que este 'abultado' balance de heridos tiene matices. Fuentes del Gobierno señalan que lo razonable sería diferenciar entre los atendidos por los servicios sanitarios de emergencia y los heridos que tuvieron que ser trasladados a los centros hospitalarios. Además, creen que la Generalitat debería especificar "qué tipo de lesiones tuvieron y la gravedad de las mismas".
En cualquier carga policial reina el caos y no todas las heridas son provocadas por los agentes con sus defensas o con las pelotas de goma que emplearon en algunas intervenciones este domingo. Sin perjuicio de la fuerza con la que se emplearon los agentes en algunos colegios electorales, lo cierto es que la situación de máximo estrés por las explosiones de los disparos de las escopetas o un simple tropiezo con la pata afilada de una valla generan cuadros de ansiedad o rasguños sangrantes que son atendidos y anotados por los servicios sanitarios.
A pesar de que desde la Generalitat se insistió desde primera hora en que todos aquellos ciudadanos agredidos por los policías en las concentraciones frente a los colegios debían acudir a su centro médico para recoger el parte necesario para interponer denuncias, sólo 73 ciudadanos optaron por presentarse ante los Mossos d'Esquadra.
El balance final ofrecido por el Departamento de Salud catalán este lunes es de 893 a
Hacia las seis de la tarde del domingo, los Comités de Defensa del Referéndum (CDR) enivaron mensajes virales a través de las redes sociales para formar "muros humanos" frente a las escuelas que no habían sido clausuradas y poder proteger así el recuento de votos. Todos temían que los antidisturbios apareciesen de un momento a otro para requisar las urnas ya repletas de papeletas.
Pero ante la sorpresa de muchos, no llegó ningún agente. El Gobierno prefirió no volver repetir las sangrientas imágenes captadas por las cámaras de medio mundo durante la mañana. El referéndum estaba técnicamente desarticulado y lo que quedaba era una votación sin ningún tipo de garantía democrática. Sin embargo, la cifra de heridos casi se triplicó a última hora de la noche.
Versiones encontradas
A lo largo de este lunes, el Gobierno desplegó a sus ministros para defender la actuación de los agentes, desplegados muchos de ellos de manera extraodinaria en Cataluña desde otros destinos.
Para más inri, al titular de Interior, Juan Igancio Zoido, le tocó presidir la celebración en Sevilla del Día del Patrón de la Policía Nacional. "Os han llegado a llamar fuerzas opresoras y fuerzas de ocupación cuando lo único que hacíais era defender y proteger los derechos de todos los españoles, cumplir y hacer cumplir la ley y los mandatos de los jueces", lamentaba.
Por su parte, el de Justicia, Rafael Catalá, aseguraba que "por mucho que alguien haya tratado de poner el foco en lo contrario, yo miro cómo se comportan ante desórdenes públicos las policías de Estados cuyos medios de comunicación se alarman ahora, y creo que hubo respeto a los ciudadanos, mesura, proporcionalidad y que no se usó la fuerza salvo en casos extremos".
El ayuntamiento barcelonés denunciará las cargas policiales el Govern las denunció ayer mismo. Las cifras de heridos a consecuencia de las intervenciones policiales ofrecidas por la Generlatit se elevan a más de 800, de los que sólo 73 habían interpuesto denuncia a última hora del domingo.
¿Todo se enmarca en una estrategia comunicativa para demostrar ante el mundo una represión por parte del Estado? Los principales sindicatos policiales han firmado un comunicado conjunto en el que acusan a los Mossos de haberles mentido al decirles que los colegios estaban clausurados y que el material de la consulta ilegal había requisado, cuando no era cierto.