Iban vestidos de paisanos. Era su día libre tras la jornada del 1-O y aprovecharon para dar un paseo en las calles de Lérida. Poco tiempo después de dejar el hotel en el que se alojaban, uno de los agentes de la Guardia Civil se percató de que les estaban siguiendo. "Nos llamó hijos de puta, que nos íbamos a cagar, que nos iban a matar", ha contado este jueves uno de los efectivos ante el tribunal que juzga la causa del procés. Como él, otros agentes han detallado las amenazas recibidas durante su servicio en Cataluña antes y después del referéndum considerado ilegal por el Tribunal Constitucional.
De aquel "percance" sucedido el 2 de octubre de 2017, dos guardias civiles han recordado también el señalamiento público en redes sociales. El hombre que les había seguido publicó ese mismo día en Facebook una serie de siete fotografías en las que se mostraba a los agentes uniformados durante el 1-O y vestidos de paisano.
"Había fotos nuestras, rodeadas con un círculo rojo. Abajo venía un texto escrito en catalán. Venía a decir que estábamos paseando por su barrio, que el día anterior estábamos golpeando a gente en su pueblo, e incitaba a la gente a ir al que él pensaba era el hotel en el que nos quedábamos para increparnos", ha dicho.
Los agentes han respondido a las preguntas de la Fiscalía, la Abogacía del Estado y las defensas. Las acusaciones se han esforzado en mostrar los ataques y amenazas a los guardias civiles en Cataluña. "Estos animales no los quiero en mi país. Las calles serán siempre nuestras", ha subrayado el fiscal Jaime Moreno de la publicación de Facebook que señalaba a los guardias.
En el caso de los agentes de servicio en Lérida, los letrados de los líderes independentistas han orientado sus interrogatorios a señalar que no hubo incidentes durante los días previos al referéndum, sino después del 1-O y las acciones policiales.
"Estructurado y organizado"
El primer testigo de este jueves ha sido un guardia civil que estuvo alojado en un hotel de La Seu d'Urgell durante la Operación Copérnico. El agente ha relatado cómo el 3 de octubre de 2017 "un grupo numeroso y organizado" de unas mil personas se acercó al hotel donde se encontraba junto a otros 40 guardias.
"Se acercaron con gritos de 'hijos de puta, asesinos, fuera fuerzas de ocupación", ha dicho el efectivo durante su narración del escrache que coincidió con la huelga celebrada en Cataluña en la que se protestaba por las cargas policiales del 1-O.
Era un "jaleo", con sirenas y caceroladas, según cuenta uno de los agentes alojado en otro hotel cercano. "Vi como una multitud se dirigía a hacer una escrache a los compañeros. Los venía escoltando un grupo de bomberos, dándose un baño de masas", ha contado al fiscal. "No solo estaba organizado, sino estructurado y orquestado", ha añadido.
Aunque el primero de los testigos ha asegurado que "no hubo ninguna amenaza" sobre su integridad física, ha admitido que dejaron el edificio después de que el dueño del hotel les dijera que se sentía presionado y que "cuando acabase la reserva no la iba a renovar".