Política

Pesimismo en el Gobierno ante la pujanza del candidato holandés frente a Calviño para dirigir el FMI

Sánchez se ha topado con una candidatura, la de Jeroen Dijsselbloem, que cuenta con apoyos muy sólidos, sobre todo Alemania. Además, el reparto de puestos institucionales beneficia a Holanda, último país europeo en el G-20 que sigue con las manos vacías

  • Nadia Calviño

El Gobierno en funciones de Pedro Sánchez empieza a tirar la toalla con la candidatura de la ministra de Economía, Nadia Calviño, para dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante la pujanza del candidato holandés, Jeroen Dijsselbloem, según admiten fuentes gubernamentales a Vozpópuli.

Ayer por la tarde saltó la sorpresa con una noticia del ‘Financial Times’ en la que se afirmaba que Calviño y el candidato portugués y actual presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, se habían caído de la terna de aspirantes europeos para este puesto internacional de máximo nivel.

El periódico económico citó a “un alto funcionario familiarizado con las conversaciones”, y aseguró que la lista de los cinco candidatos de la Unión Europea para reemplazar a Christian Lagarde se había reducido a tres: el citado Jeroen Dijsselbloem, la búlgara Kristalina Georgieva y el finlandés Olli Rehn.

El Gobierno francés, que ejerce de mediador en este asunto ya que no ambiciona el puesto tras colocar a Lagarde al frente del Banco Central Europeo (BCE), se apresuró a desmentir la información del 'Financial Times', pero el Ejecutivo español es consciente de las enormes dificultades que tiene la candidatura de Calviño.

Apoyos muy sólidos

En especial, por la falta de currículum político de altos vuelos más allá del cargo de ministra de Economía que ocupa en la actualidad, aunque nadie discute su valía y buen hacer en el puesto de Calviño, quien ha pasado la mayor parte de su vida laboral como funcionaria europea hasta llegar a lo máximo que podía aspirar: el mando de una Dirección General de la Comisión Europea, concretamente la de Presupuestos.

Pero más importante son las dos variables que orbitan en torno a Dijsselbloem y que hacen que su candidatura sea la más potente con diferencia. En primer lugar, que el candidato holandés tiene ya apoyos muy sólidos dentro de la UE, en especial Alemania, que al igual que Francia tampoco tiene opciones para este puesto pero que está presionando en capitales europeas en favor de Dijsselbloem.

Además, Holanda es el único país de los fundadores de la UE (y el único de los europeos que forma parte del G-20) que no fue premiado en junio en el reparto de puestos institucionales que los mandatarios de la UE negociaron arduamente y en la UE nadie hace favores y gestiones sin nada a cambio. A España ya le tocó el puesto de Alto Representante de la Política Exterior en la persona de Josep Borrell.

Así las cosas, en Madrid no se hacen muchas esperanzas a pesar de que el Gobierno anunció que lucharía para que la titular de Economía pudiera dirigir la institución y manifestó su “orgullo” porque la ministra estuviera entre los candidatos. Ahora, más bien, se preparan para tratar con un potencial director del FMI que, pese a ser de la familia socialista, no dio ni un respiro a España durante lo peor de la crisis económica mientras estuvo al frente del Eurogrupo.

El desenlace, en septiembre

Un pacto no escrito dentro del FMI ha provocado que desde la Segunda Guerra Mundial y hasta ahora, la presidencia de este organismo internacional recaiga sobre un europeo mientras que la del Banco Mundial la ocupa un estadounidense.

El plazo para las nominaciones arrancaba este lunes, con intención de tenerlo cerrado el próximo 6 de septiembre. El comité ejecutivo del FMI, formado por 24 países o grupos de países, hace normalmente un listado corto y se entrevista con los candidatos antes de decidir, aunque en esto también afecta el peso que cada país ejerce en el organismo.

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