En política, las formas cuentan. Y las que están empleando el PSOE y Podemos para el nombramiento del presidente interino de RTVE no gustan al resto de socios que auparon a Pedro Sánchez a la Moncloa tras la moción de censuró que tumbó a Mariano Rajoy. Las propuestas de Arsenio Escolar, hecha por el PSOE y tumbada por Podemos; de Ana Pardo de Vera, hecha por los morados y hundida por los socialistas; y la última, por ahora, la de Andrés Gil, se han cocinado entre Ferraz y Princesa sin contar con ninguno de los aliados que también querían su trozo de tarta catódica y cuyo voto es indispensable para elegir al presidente de la empresa pública española más influyente en la opinión de los votantes.
Tanto ERC como el PNV ya han manifestado que el baile de nombres cocinado entre las dos formaciones de izquierdas no es la forma de elegir a quien tiene que dirigir RTVE y a sus más de 6.000 trabajadores hacia un modelo de gestión eficaz, rentable social y económicamente y, sobre todo, riguroso y libre de las ataduras y los vaivenes de la política.