En el corazón de Podemos está a punto de explotar una guerra sin cuartel. La decisión de Pablo Iglesias de empujar a nivel regional a sus nuevos barones, a través de unas maniobras que sus opositores califican de “fraude electoral”, ha devuelto al partido una tensión que se asemeja a la pugna entre Iglesias e Íñigo Errejón. Eran otros años, y el partido tenía más fuerza electoral e intelectual, pero ahora está en el Gobierno. Y desde esta posición Iglesias está creando su tercera facción: la del neopablismo.
Después de la salida de figuras de Ramón Espinar, y otros importantes secretarios regionales conocidos por su cercanía a Iglesias, el secretario general ha decidido avanzar a marcha forzada en la construcción de nuevos liderazgos autonómicos. El problema es que en esa operación están cayendo dirigentes de peso y hasta hace pocos meses considerados afines a él.
“Una cosa es la afinidad, otra la lealtad, que implica ser honesto pero también crítico, y finalmente el servilismo. Pablo ahora lo que quiere es eso, servilismo”, se queja un dirigente territorial para comentar el proceso de votación de las primarias de la semana pasada.
Amaño electoral en las primarias
Este diario ha desvelado que en regiones como La Rioja se han dato casos concretos y muy sospechosos de amaño electoral. Un ordenador vinculado a una edil de la candidatura ganadora votó 13 veces, y al menos cinco personas cuyas preferencias salieron de ese terminal no se sabe si han ejercido su derecho de manera autónoma.
Otra afiliado, preguntado por el comité interno de Antifraude de Podemos, dijo desconocer que se celebrasen las primarias. La votación acabó con una ventaja de tan solo 17 votos para la candidata neopablista, Arancha Carrero, contra su opositora no oficialista, Sara Carreño, que hasta hace poco también era pablista.
El caso de La Rioja se parece al de Cataluña, Valencia y hasta Andalucía. En todas esas regiones cuadros del partido hasta ahora considerado pablistas se están quejando de manera oficial u oficiosa por el trato recibido por la dirección. Muchos critican la gestión de la Secretaría de Organización y otro señalan la existencia de “fraudes electorales”. El malestar empieza a circular también en Castilla-La Mancha.
"Los territorios están muy enfadados"
“Los territorios están muy enfadados, y esta vez van en serio”, asegura un miembro de Podemos. Se esperan que en los próximos días lluevan varias denuncias en los tribunales. “Es la única manera para aclarar este asunto, porque la dirección ha dejado claro que el partido es solo de Pablo y de sus amigos”, señala otra fuente. “Irán a por todas, tampoco les queda más remedio”, comenta otra persona vinculada a Podemos pero ya fuera del partido, que argumenta que “esta vez Pablo se ha pasado”.
En la batalla que se puede abrir en los próximos días nadie obvia la importancia del caso Dina en el marco de la investigación sobre el excomisario Villarejo. Y también del material que hayan podido almacenar estos sectores ahora rebotados con el líder. Las filtraciones podrían ser el primer peldaño de una guerra a vida o muerte: “Al principio todos hablaban en los mismos foros. Luego hubo la división entre errejonistas y pablistas, y ahora es una guerra entre expablistas y neopablistas”, comenta un cuadro del partido.
Es posible que Iglesias gane también este batalla. Pero lo cierto es que a veces los líderes acaban derrotados cuando minusvaloran a su enemigo. Y en el Podemos de gobierno, la sensación es que la rabia hacia la dirección va en aumento. Las próximas semanas serán clave para saber si el cisma interno va en serio.