La guerra de Podemos en Navarra viene de lejos. Pero esta semana ha terminado provocando una situación que roza el surrealismo en la Cámara Foral. Cuatro de los siete diputados que consiguió Podemos en las elecciones de 2015 se hicieron con el control del grupo parlamentario. Y este jueves, a cinco meses de las próximas autonómicas, decidieron expulsar a los tres diputados restantes, afines a la dirección del partido.
Entre estos últimos se encuentra Mikel Buil, cabeza de lista a las próximas elecciones autonómicas, y la actual presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznárez. Esta última podría tener que dejar su puesto al no quedar adscrita a ningún grupo parlamentario. Los cuatro diputados tránsfugas que controlan ahora el grupo -Carlos Couso, Fanny Carrillo, Rubén Velasco y Laura Pérez- fueron expulsados o han pedido la baja del partido de Pablo Iglesias.
Estos diputados justifican la expulsión por la denuncia presentada por los tres parlamentarios de Podemos contra la propia Cámara Foral por permitir el cambio del nombre original del grupo, que pasó a llamarse Podemos-Orain Bai.
El partido morado considera que la intención de los parlamentarios díscolos es hacerse con la asignación económica mensual del grupo parlamentario que permanece bloqueada desde hace un año por decisión de la Intervención de la Cámara. El montante está retenido, pues requiere las siete firmas de los diputados para efectuar el desembolso. Los diputados tránsfugas, en cambio, niegan que su objetivo sea hacerse con el remanente.
El secretario general de Podemos en Navarra, Eduardo Santos, considera que "le corresponde al propio Parlamento, a la Mesa" resolver la situación generada y cree que es la Cámara quien debe "saber cómo interpreta el reglamento en una situación tan surrealista y descabellada". El partido ha hecho un llamamiento a la "responsabilidad" de Geroa Bai, EH Bildu e Izquierda-Ezkerra ante el giro de los acontecimientos.