Política

Podemos presionará en el comité técnico para que la desescalada sea “prudente”

Los morados creen que el plan de reactivación es mejorable y plantearán debates internos para que "no se actúe con ansia". En el PSOE achacan a Podemos haber intentado frenar la medida, mientras que los morados plantean modificar la segmentación por municipios y controlar las fases de aperturas de la economía

  • Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados

El partido de Pablo Iglesias, que hasta ahora ha estado al margen de la vuelta a la “nueva normalidad”, quiere tomar cartas en la desescalada y la recuperación económica durante la crisis del coronavirus. Los morados temen que el Ejecutivo actúe más con criterios de “ansia” que con “prudencia” y apuestan por retocar algunos puntos del plan adelantado por Sánchez entre el sábado y el pasado martes, cuyos detalles siguen en el aire. Podemos entrará a partir de ahora a formar parte del llamado comité técnico y la decisión de Sánchez de no fijar fechas concretas de desescalada permite a los morados tener voz en este capítulo. 

La posición de Podemos es de momento constructiva. Iglesias está centrado en llevar a cabo medidas sociales como el ingreso mínimo vital, pero también quiere observar y opinar sobre la delicada recuperación económica. El anuncio de Sánchez (sobre todo en su forma) no ha convencido a parte de su Ejecutivo, entre ellos a los ministros morados.

Creen que faltan flecos por cerrar y empieza a preocupar una posible huida hacia adelante que pueda crear confusión en los ciudadanos. Gracias a su presencia en el comité técnico, Podemos aspira a debatir cada fase de reapertura. Su “lealtad” a Sánchez y su equipo es sólida, pero quieren evitar un acelerón en la desescalada. "Más prudencia y menos ansia", afirman en el partido morado. 

Peligro de reabrir y volver a cerrar 

Los morados coinciden en que reabrir la economía es fundamental, pero otorgan la prioridad a la cuestión sanitaria. El razonamiento de Podemos coincide con el de otros ministerios socialistas, por ejemplo el de Sanidad, liderado por Salvador Illa, y se podría resumir en la idea de que “no es lógico apresurar la apertura de la economía si dos meses después tienes que volver a cerrarla”. 

Es cierto que el primer asalto lo ganaron los miembros del Gobierno que insistían en una reapertura casi inmediata de la economía: Sánchez ha recogido el grueso de sus sugerencias y cree que España ha entrado en el rumbo correcto. Estos sectores consideran que la reapertura de los comercios, adelantada por Vozpópuli, acerca a la esperada “luz al final del túnel”, en palabras del ministro Fernando Grande-Marlaska. Pero en Podemos no dan el partido por perdido. 

Hace unas semanas, Podemos ya se opuso al fin del parón general de la economía. Ahora, fuentes socialistas aseguran que los morados han vuelto a intentar frenar la puesta en marcha de la desescalada. “Querían aplazar la desescalada”, se quejan.

Sea como fuere, la responsable del plan fue Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, que tuvo durante las últimas semanas la sartén por el mango. Acabó siendo apartada por Sánchez en la reunión del martes, después de que el presidente pusiera en entredicho su trabajo. Su propuesta tuvo que ser corregida durante la marcha, lo que provocó el retraso en la presentación de la medida.

Tras otra rueda de prensa aplazada, Sánchez acabó anunciando el miércoles que el Gobierno lanzará tres fases de desescalada, en las que paulatinamente se permitirá la apertura de bares, teatros y tiendas, con aforo limitado y flexibilización en función de criterios epidemiológicos. La clave de este planteamiento es que a diferencia de otros países (Italia, Francia y Portugal), en España no existe un calendario definitivo

De las provincias a los municipios

La apuesta de Sánchez por una desescalada segmentada por provincias también despierta muchas dudas. Las críticas en este caso llueven por varios lados. Desde el PSOE hasta Podemos, las fuentes consultadas señalan que no es un criterio conveniente para la realidad española. Mientras que los partidos independentistas socios de investidura del PSOE se quejan de que la prolongación del estado de alarma les sustrae competencias.  

El ejemplo de la Comunidad de Madrid, que es provincia única, obligaría según el proyecto de Sánchez a tener cerrados pequeños municipios aislados hasta que no se reanude la actividad en la capital. “No tiene sentido”, repiten en ambos lados de la coalición. En el debate interno es probable que Podemos aborde la posibilidad de soluciones moldeadas por municipios.

Pedro Sánchez.

Anuncios bajo control

La lectura que la oposición da de la apuesta de Sánchez por las provincias apunta a que el socialista está intentando que su imagen pública no se hunda en la difícil crisis de la covid-19. La incertidumbre destapada con el plan de desescalada, el único lanzado sin fechas claras entre los grandes países de la UE, no es un asunto baladí. "Sánchez buscará cada sábado en sus aló presidente en televisión anunciar medidas de relajación del confinamiento", se quejan.

Fuentes del Ejecutivo dan a esa lectura cierta credibilidad. Pero también saben que algunas salidas públicas de Sánchez han creado más problemas que ventajas. Así que esta vez confían en que lo que Sánchez diga será analizado previamente por el comité técnico en el que participan los vicepresidentes y algunos ministros, entre ellos la ministra de Trabajo de Podemos, Yolanda Díaz. De ambos lados del Ejecutivo, los ministros piden a Sánchez que se les escuche, pero Iglesias lo hará sumando la jefatura del segundo partido de la coalición.

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