Pablo Casado ha dado instrucciones para allanar el camino con Ciudadanos hacia los pactos regionales y municipales que ahora están en juego. Las conversaciones se suceden, con discreción. Hay avances y frenazos, pero en muchas zonas¡ el horizonte se despeja.
En Castilla y León, por ejemplo, Fernández Mañueco, aspirante a mantener las presidencia en manos del PP, ha decidido ceder a todas las exigencias que le llegan por parte de Francisco Igea, líder naranja en la región. Las condiciones son amplias y de calado: Desde el límite de los mandatos en ocho años hasta todo tipo de requisitos de transparencia. El PP puede renunciar a las alcaldías de Burgos y Palencia para conservar el gobierno de la Comunidad. Un cambalache en toda regla, forzado por la posición de firme intransigencia de los naranja. Todo con tal de no perder esta comunidad histórica, símbolo territorial de los populares.
En Murcia se despeja este martes la duda sobre la composición de la Mesa. También se avanzan en las negociaciones para evitar que Cs le entregue la región al PSOE. Hay señales positivas, dicen los populares. Murcia es un bastión tradicional del PP amen de la tierra de Teodoro Garcia Egea, el número dos del partido.
Ayuso, cerca de la presidencia
Madrid es el gran embrollo. La presidencia de la Comunidad parece estar ya en manos de Isabel Díaz Ayuso, la aspirante del PP, una vez solucionados sus problemas con Ignacio Aguado, líder de Cs. La composición de la Mesa se despeja también este martes, con la casi segura cesión de la presidencia para Juan Trinidad, diputado naranja. Para evitar conflictos ‘diplomáticos’, se optó por retirar de los aspirantes a Ángel Garrido, el expresidente de la Comunidad que saltó del PP a Cs a cuatro días de los comicios. Vox entrará también presumiblemente en este órgano rector de la Cámara madrileña, tal y como apuntaban en fuentes populares.
Las tensiones sobre la alcaldía madrileña han aflojado en las últimas horas, dicen fuentes populares. Begoña Villacís, la líder municipal de Cs, reclama la jefatura del gobierno municipal, algo que el PP ni siquiera está dispuesto a negociar. Hay una idea ya a asentada de que los dos gobiernos madrileños habrán de ser para el PP, salvo que Vox diga lo contrario. Con cuatro concejales y doce diputados en el Consistorio y la Comunidad, el partido de Abascal tiene la última palabra sobre el asunto. De momento, el partido de Vox no ha pedido sillas ni cargos, tan sólo espera a que las conversaciones avancen y se despejen algunas de las dudas que todavía flotan en el horizonte.
Paciencia y barajar, es el consejo de Casado a su equipo negociador. Este martes, cuando acuda a Moncloa para ver a Pedro Sánchez, mantendrá otra actitud bien distinta. Tres veces no le dirá al presidente en funciones cuando le reclame una abstención en su investidura. Los argumentos de Casado son prístinos y palmarios: el PP no bloquea nada porque Sánchez tiene tres alternas muy claras para ser investido. Recurrir a sus socios independentistas de la moción de censura. Hacer lo propio con Podemos, nacionalistas vascos, cántabros y navarros. O, finalmente, convencer a sus antiguos socios de Ciudadanos para que se abstengan. “El PP no será culpable de bloquear nada, esto es un cuento chino que se han inventado desde Moncloa”, comentan ahora en Génova.