La crisis de Estado en Cataluña ha alcanzado tales cotas de crispación que el adelanto de elecciones es vista como la única salida viable por PP y PSOE, Ciudadanos, Artur Mas, buena parte del PDCat y ERC, los empresarios y todos aquellos que contemplan con horror el devenir de los próximos días.
Pero, a medida que se acerca el fin -jueves, 10.00 am- del ultimátum del Gobierno a Carles Puigdemont sin que éste vuelva a la legalidad constitucional o convoque elecciones, a populares y socialistas les está entrando flojera de piernas porque se ven en la tesitura de tener que convocarlas ellos una vez sea intervenida la Generalitat vía 155 de la Constitución. No así en Ciudadanos, que los de Albert Rivera tienen muy claro que los comicios deben ser "ya" para pasar esta página de la historia.
Como era de prever, el debate interno en los dos grandes partidos no es si hay que convocar elecciones sino "cuando". No hay diferencias ideológicas sino tácticas: tanto en el PSOE como en el PP existen partidarios de acabar con esta agonía "en dos meses", y quienes dicen que unas elecciones a corto plazo, en medio del clima emocional y la tensión que se viviría con una Generalitat intervenida por Madrid y un Puigdemont mártir, solo favorecería el repunte del independentismo en las urnas.
No es de extrañar que entre los primeros asuste la idea de que el Gobierno someta al Senado la semana próxima unos cambios que comporten la creación de una estructura de gobierno, porque eso lleva implícita la idea de que "no sería provisional" sino prolongada en el tiempo; y ven con horror la posibilidad de que se cree algo parecido a un ministro para Cataluña. La sensación de territorio "ocupado" estaría servida para varias generaciones, argumentan los detractores de esa solución.
El temor en los dos grandes partidos es que se consolide internacionalmente la propaganda independentista que presentará a Cataluña como territorio "ocupado"
Por contra, quienes defienden tanto en PP como en el PSOE que eso es lo mejor, "a sabiendas de que no vamos a poder evitar la sensación de territorio intervenido", sostienen que unas elecciones en las cuales no haya la más mínima posibilidad de crear una alternancia "constitucionalista" en la Generalitat solo servirá para alargar el conflicto.
Eso sí, todo el mundo tiene claro que "este asunto nos va a perseguir durante mucho tiempo", adopte el Gobierno la solución que adopte; por eso, populares y socialistas cruzan los dedos para que Artur Mas y el PDCat convenzan a Puigdemont de que sea él quien convoque los comicios. La ruptura con la CUP estaría asegurada pero ese riesgo es mínimo y circunscrito solo a la política interna en Cataluña, frente al enorme roto en el prestigio de la marca España que puede suponer someter a una parte del territorio nacional a "una especie de protectorado".