Varias de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular están presionando a Pedro Sánchez para que apruebe un plan nacional de rebrotes en el que se fijen parámetros comunes en los que una región pueda aislar una zona concreta y, en el caso de que los contagios se disparen, que el propio Ejecutivo central pueda decretar el cierre de provincias o CCAA sin recurrir al estado de alarma.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, abanderó durante el fin de semana este malestar ante la inacción legislativa del Gobierno de Sánchez, pero también se han manifestado en parecidos términos los dirigentes de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; Andalucía, Juanma Moreno; y Murcia, Fernando López Miras.
El presidente gallego inició la polémica durante el fin de semana cuando se preguntó en La Ser qué ocurrirá si el 21 de junio, el día que acaba el estado de alarma, Madrid y Barcelona no están en situación de levantar las restricciones a la movilidad por culpa del número de contagios. "España necesita una ley de salud pública que permita impedir la movilidad", reclamó Feijóo.
El portavoz nacional de Vox, Jorge Buxadé, recriminó este lunes al presidente gallego que con esa petición considera a los madrileños y barceloneses como "apestados", y subrayó que se trata de un "síntoma de la insolidaridad innata de un Estado de las autonomías que convierte a los presidentes en caudillos de sus reinos de taifas".
Mientras, el doctor Fernando Simón, principal asesor científico del Gobierno en la epidemia de coronavirus, terció en dicho debate para hacer hincapié en que "no hay que tener ningún miedo" a los desplazamientos de los madrileños fuera de su región cuando finalice el estado de alarma porque la situación epidemiológica de Madrid es "muy similar" a la de cualquier otra parte de España".
"No hay que tener esa madrileñofobia", pidió Simón en rueda de prensa antes de subrayar que las grandes ciudades de Madrid y Barcelona tienen "más riesgo de transmisión" simplemente por su densidad de población.
El modelo alemán
Feijóo insistió este lunes en un desayuno informativo de Europa Pres que teme por lo que pueda pasar tras el estado de alarma. En concreto, mencionó "tres riesgos". El primero es la ausencia de un plan o protocolo nacional de rebrotes con una metodología común en el que se fije unos parámetros que determinen cuándo se produce un rebrote.
En este sentido, recordó el caso de Alemania, donde el Gobierno federal considera que un lander tiene la situación bajo control si no supera el porcentaje del 3% por cada 100.000 habitantes. Si se pasa ese umbral, Berlín asume "automáticamente" el control sanitario del lander en cuestión, dijo el presidente de la Xunta buscando un claro paralelismo con España. Galicia tiene, en estos momentos, una tasa del 0,4% de contagios.
Me da la sensación de que el Gobierno sí que lo está pensando, pero temo que nos vayamos de vacaciones parlamentarias sin esos cambios legislativos"
El segundo riesgo, a su juicio, es la ausencia de herramientas jurídicas "suficientes" para gestionar la pandemia a partir del 21 de junio. El Gobierno central optó, "con buen criterio en las primeras semanas", por activar el estado de alarma porque el número diario de infectados y fallecidos era "enorme y excepcional", pero luego ha hecho un uso "desproporcionado y exorbitante" con las prórrogas quincenales.
Feijóo lamentó que Sánchez no haya hecho nada por "pulir" la legislación sanitaria, en concreto la ley orgánica de Salud Pública, para no tener que acudir al estado de alarma y regular la movilidad dentro del territorio nacional cada vez que haya un rebrote.
En concreto, defendió que el cambio legislativo permita al Gobierno de Sánchez "poder cerrar una provincia, una comunidad autónoma o varias" cuando la movilidad de la gente "perturbe la situación epidemiológica" y se vuelva a altos porcentajes de infección. Pero cree que el Ejecutivo central ha renunciado a esa posibilidad y advierte del "vacío legal" que existe a partir de ahora.
El PP no acepta otro estado de alarma
El tercer riesgo es la apertura de las fronteras exteriores y requiere, a juicio del mandatario gallego, una coordinación europea. Por todo ello y ante la ausencia de una legislación que permita no acudir al estado de alarma, en opinión de Feijóo sólo queda aprobar el citado protocolo nacional de rebrotes "de forma inmediata".
En todo caso, no fue muy optimista sobre la posibilidad de que en La Moncloa le hagan caso. "Me da la sensación de que el Gobierno sí que lo está pensando, pero temo que vayamos a irnos de vacaciones parlamentarias sin esos cambios legislativos", constató este lunes Feijóo.
El líder del PP, Pablo Casado, advirtió a Sánchez que no aceptará un nuevo estado de alarma si hay rebrote de la covid-19 y, en línea con la petición de los barones populares, le ofreció un plan jurídico si es necesario. En todo caso, la ley de Salud Pública de 1986 y otras normas sanitarias y de protección civil están "perfectamente en vigor para cualquier contingencia futura".
"El PP no acepta lo que dijo ayer Sánchez, que si hay algún problema habría que aplicar de nuevo el estado de alarma", indicó Casado en una reunión con alcaldes de su partido en la sede del PP con motivo del primer año de lo que el principal partido de la oposición llama "gobiernos de la libertad".
Asturias se alía con Feijóo
Curiosamente, el presidente del Principado de Asturias, el socialista Adrián Barbón, se alió con Feijóo en este asunto ya que, en su opinión, el estado de alarma se debería haber prolongado 15 días más para algunas comunidades autónomas, aunque no citó ninguna en concreto. Sin embargo, dado que no habrá más prórrogas, apoyó la opción de las "reformas legales" en materia sanitaria para que el Gobierno central pueda restringir la movilidad en un determinado territorio de España que presente un rebrote.
"Creo que hubiera sido positivo controlar más la movilidad en zonas concretas", insistió Barbón en una entrevista en Antena3, quien añadió que en Asturias han sido muy prudentes con las medidas a adoptar porque la "mejor garantía" para la economía es la salud. "A mayor movilidad hay que incrementar la prudencia", concluyó el mandatario asturiano.