Vox se niega a respaldar la candidatura de Isabel Díaz Ayuso para la presidencia de la Comunidad de Madrid. Así se lo ha traslado Rocío Monasterio al presidente de la Cámara, dentro de la ronda de entrevistas con los presidentes de los grupos parlamentarios. No habrá aval de Vox al PP si previamente Ciudadanos no acepta firmar el preacuerdo programático a tres bandas antes del pleno, que tendrá lugar el día 11.
En Génova han saltado todas las alarmas. Ni Vox cede ni Ciudadanos acepta. Enrocamiento absoluto, bloqueo radical. Un disparate, dicen los populares. "Le van a entregar la presidencia de Madrid a Gabilondo y Errejón", subrayan. "Hay un severo problema de egos, una drástica falta de sentido de la política y de responsabilidad cívica", apuntan desde el PP.
Juan Trinidad, el presidente de la Cámara, una vez escuchados a todos los jefes de filas de la Asamblea, propondrá un nombre para la investidura. Ahora mismo, es Ángel Gabilondo quien cuenta con más avales, 64 frente a 56, ya que al PP habría que descontarle los 123 del partido de Abascal.
El fantasma del 'tamayazo'
Ante este escenario, Trinidad, de Ciudadanos, se vería en la obligación de proponer al candidato socialista, lo que podría dar lugar a una situación de la que ya se viene hablando hace unos días en círculos políticos de Madrid. Un 'tamayazo', es decir, la deserción de unos diputados en pro de unos colores diferentes a los suyos. Ya pasó con Esperanza Aguirre. Ahora bastaría con que tres diputados naranjas se pasaran al PSOE, tal y como informó Vozpópuli, para que Gabilondo se convirtiera en el próximo presidente de Madrid. "Un carajal", dicen en el PP.
Nadie se fía de lo que puedan votar los diputados de Ciudadanos, ya que el partido está sometido a una gran presión con enormes fracturas internas. Hay quien da por sentado que habría diputados de Cs que rompan la disciplina de voto, porque se sienten socialistas, porque no quieren ir con Vox o porque no soportan a Aguado, su jefe de filas. "Todo es posible, pero la situación empieza a rozar las fronteras del dramatismo más amargo", señalan las fuentes consultadas.