"Voy a reconstruir el PP piedra a piedra", comentaba Pablo Casado tras el tremendo varapalo de las elecciones generales. Acaba de comenzar con un cambio radical en la estructura de Génova. La cúpula anterior del partido salta por los aires y entra un grupo de jóvenes dirigentes, leales y en sintonía con la actual dirección. El 'Partido Popular de Pablo', como decían alguno de sus asesores, acaba de nacer. Sin tutelas, sin cuotas, sin compromisos con el pasado. Libre de ataduras y dispuesto a asentarse como líder del centroderecha y a dar la batalla por la Moncloa. "Vamos a liderar España desde la oposición", es el eslogan de Casado para esta nueva etapa. Al cónclave de Génova no asistieron los tres barones díscolos: Feijóo, Alonso y Moreno Bonilla. Todos adujeron sus rezones pertinentes.
Cayetana Álvarez de Toledo, Ana Beltrán, Pablo Montesinos y Antonio González Terol forman el núcleo fundamental de la nueva estructura, la base en la que se asienta buena parte de este salto adelante de 'la era Casado'. Álvarez de Toledo será la portavoz de la bancada popular en el Congreso. Contra viento y marea, contra los barones críticos, contra los veteranos reticentes, contra los agoreros y los centristas, Cayetana se convierte en la pieza clave de este cambio. Hasta la noche de lunes Casado recibió llamadas y consejos para que desistiera de su empeño. No se arrugó.
El sector aznarista
Un sector del partido la considera demasiado 'aznarista'. Es decir, derechista. "Es la portavoz parlamentaria que todos los partidos desearían tener", dijo Casado tras la celebración de la Junta Directiva en la que alabó su "brillantez ideológica y dialéctica". Casado se la ha jugado a fondo. Es una apuesta segura, dice un miembro de su equipo. Cayetana debatirá en el Hemiciclo con Arrimadas, Lastra y Montero. "El Congreso se va a convertir en foco de interés fundamental esta temporada", añaden.
Ana Beltrán se convierte en la 'número tres' de Génova. Sustituye en la vicesecretaría de Organización a Javier Maroto, que va de portavoz al Senado. Presidenta del PP de Navarra, número cinco del PP por Madrid, Beltrán representa la política de Casado en el 'frente vasco'. El PP de aquella región, dirigido por Alfonso Alonso, va por libre, y muy poco en línea con la dirección nacional. Terol, alcalde de Boadilla y diputado por Madrid, buen gestor, excelente organizador pasa a ser vicesecetario de acción territorial. Compartió con Casado trabajos en la Comunidad de Madrid, en el ámbito de Esperanza Aguirre. Es uno de sus más estrechos amigos y compañeros de fatigas.
La nueva voz de Comunicación
También se incorporan a la primera línea de la cúpula del PP Pablo Montesinos, periodista, diputado por Málaga, que asume la vicesecretaría de Comunicación, hasta ahora a cargo de Marta González, perteneciente a la denominada 'cuota' de Feijóo. Montesinos, que pasó a la política en las generales, pasa a ocupar el puesto que en su momento desempeñaba el propio Casado, antes de dar la batalla por la sucesión de Rajoy. Y asciende a la vicesecretaría de Participación a Jaime Olano, "el único del PP gallego que no es de Feijóo", según se comenta irónicamente en las filas populares. Tan sólo Cuca Gamarra e Isabel García Tejerina (sorayista una y de Cospedal la otra) sobreviven a la limpia de esta primera línea.
La renovación es total, absoluta, desaparecen los vestigios de las diferentes familias que ocupaban sillones directivos, como Vicente Tirado, Rafael Hernando, Juan Ignacio Zoido... Todos encuentran su sitio, "ha cabido todo el mundo", dice Casado. "Hemos movido las piezas del equipo", añade. No se trata de una purga, sino de 'cambios por adición'.
El futuro de los barones
Casado efectuó la primera criba en las listas electorales del 28-A. Cambió el ochenta por ciento de los cabezas de cartel de las generales. Una iniciativa que produjo la natural conmoción, seguida de todo tipo de quejas, broncas y alguna maniobra de desestabilización. Las generales no salieron bien y Casado tuvo que enfriar sus ansias de cambios. Esas semanas luchaba por mantener su liderazgo interno. Una batalla intensa en la que contó con buenos aliados. Muchos de ellos aparecen ahora al frente de la formación.
El siguiente paso será el baile regional. Habrá cambios en las jefaturas de algunas organizaciones autonómicas. Asturias, País Vasco, Valencia... son plazas donde se anuncian cambios. Será más complicado y laborioso. Pero los planes de Casado están bien diseñados. Confía en que no haya elecciones en noviembre, necesita tiempo, al menos un año, para redondear 'el nuevo PP'.