Mariano Rajoy se prepara para afrontar una legislatura quizás imposible. Francesc Homs, portavoz de Convergencia en el Congreso, habló de 'calvario parlamentario'. A poco se puede aspirar con una mayoría minoritaria de 137 escaños. "Día a día, habrá que negociarlo todo, no pasa nada", comenta Rafael Hernando, jefe de filas del PP en el Congreso. Una vez solventado el trámite de la investidura, el próximo 29, y tras la formación del nuevo Gobierno, Mariano Rajoy se dispone a afrontar un periodo legislativo erizado de dificultades e incertidumbres. "En contra de lo que algunos apuntan, no tiene que ser necesariamente corto", señalan en su grupo.
El todavía presidente en funciones ha transmitido a su equipo algunos puntos sobre la estrategia a seguir en los meses venideros. Lo prioritario y fundamental, sacar adelante los presupuestos. Labor ardua en la que resultará difícil contar con el PSOE. Ciudadanos, PNV y los canarios serán la tabla de salvación de este envite. "Saldrán adelante. Está bastante maduro. Cristóbal Montoro ha avanzado mucho con los consejeros autonómicos", comentan estas fuentes. En Moncloa se da por hecho que no prosperarán las enmiendas a la totalidad. Habrá presupuestos en febrero, confían. A nadie le interesa bloquear la legislatura nada más nacer. "Sin presupuestos, Rajoy disolverá las Cortes en mayo y nos vamos de nuevo a elecciones", apuntan. ¿A quién le interesa esto?
El PSOE está forzado a mostrar firmeza y contundencia ante el PP después de haberse abstenido en la investidura. "Este debate le encontrará en plena travesía del desierto, a la búsqueda de un líder, con un Congreso pendiente y con demasiadas heridas abiertas", señalan. Rajoy confía en que, pese a esta fachada agresiva, el nuevo PSOE se muestre más flexible que en la etapa Sánchez, al menos en los asuntos clave. "El compromiso del PSOE no puede reducirse a tan sólo un día, el de la investidura, en cuatro años", dijo Hernando. Consolidar el pacto con Ciudadanos es otro de los puntales del plan de acción de Rajoy para lograr su supervivencia. La relación entre ambas formaciones es fluida, sin mayores contratiempos. En el PP, por ejemplo, daban por hecho que Albert Rivera se sumará al resto de los grupos en la reprobación del ministro del Interior.
Ejercicio cotidiano
La búsqueda de acuerdos será un ejercicio cotidiano. "Habrá que negociar cada día y cada paso", señalan. No es misión imposible. El Gobierno sacó adelante este jueves la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria con el apoyo de PSOE, C's, PNV, CC y la abstención de Compromís. Y la reforma de subvenciones y gastos electorales, con socialistas y Ciudadanos. La incorporación al Gobierno de algunos elementos con facilidad para el regate, con buena cintura y con paciencia a la hora de la negociación resultará de gran ayuda. Cuando surge este tema, Rajoy siempre menciona como ejemplo a Fátima Báñez, clave en el diálogo con los sindicatos en la reforma laboral y en el pacto con Ciudadanos para la investidura.
Será un Ejecutivo forzosamente al ralentí. No habrá posibilidades, en este primer año, de sacar adelante demasiados proyectos de importancia. En el PP temen que la oposición, más que aportar, pretenderá derribar la labor desarrollada durante sus cuatro años de gestión. "Es posible llevar a cabo reformas, pero no tiene sentido instalarse en una especie de permanente operación de derribo. Sería malo para todos", mencionan.
Agitación callejera
En Génova confían en superar el primer año de 'calvario' sin demasiadas desgarraduras. Presupuestos, cumplir con Europa, afrontar la bola de nieve de las pensiones e impulsar la recuperación económica son los pilares básicos de esta etapa. Educación, reforma electoral, regeneración, seguridad ciudadana, también esperan una sentada. "Día a día", recuerda Rajoy. Con espíritu constructivo pero sin entreguismos.
Cuentan con ruido en las calles, agitación y hasta violencia. Ya ha empezado. En el CIE de Aluche, en la Universidad... Pablo Iglesias busca desplazar al PSOE como la formación referencia de la izquierda. Rajoy quiere recuperar el diálogo con los socialistas para las cuestiones de Estado. Como en los tiempos de Rubalcaba. Tendrá que esperar a que se despejen las dudas sobre quién comandará al PSOE en la nueva etapa.