El 29 octubre del 2017, Inés Arrimadas, Miquel Iceta y Xavier García Albiol compartieron cabecera en la segunda manifestación a favor de la unidad de España organizada por Sociedad Civil Catalana en Barcelona.
La marcha congregó a centenares de miles de personas, y fue el epílogo a la revuelta del separatismo catalán. Dos días antes de la movilización, el Gobierno cesó a Carles Puigdemont y su Govern y convocó las elecciones del 21-D en aplicación del artículo 155 de la Constitución.
La digestión del 'procés' ha devorado en apenas un año y medio a los líderes de Ciudadanos, PSC y PP, que encabezaron la resistencia del constitucionalismo en Cataluña junto a otros actores del Gobierno de Mariano Rajoy y la sociedad civil.
La salida de Iceta al Senado, si se confirma finalmente, se suma al salto de Arrimadas al Congreso y el relevo de Albiol por Alejandro Fernández al frente del PP catalán. Albiol ha regresado a Badalona, donde aspira a recuperar la alcaldía el 26-M.
Los tres han iniciado su retirada de la primera línea de la política catalana. Ninguno repetirá como candidato a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones catalanas, sean cuando sean.
Puigdemont y Junqueras siguen
Los cambios en las formaciones constitucionalistas catalanas chocan con la parálisis en lado separatista. Los partidos independentistas siguen aferrados a los líderes del 1-O. Tanto Puigdemont en el espacio convergente, o lo que queda de él, como Oriol Junqueras en ERC mantienen el control político de sus respectivas formaciones. Puigdemont está huido en Bélgica. Junqueras, encarcelado.
El constitucionalismo ha empezado a pasar página. Y se prepara para un escenario diferente, con nuevas caras, nuevos liderazgos y nuevas propuestas. Los tres partidos defienden visiones antagónicas sobre cómo afrontar el reto separatista en los próximos años.
El PSC pide un nuevo Estatut y autogobierno, Ciudadanos rechaza la cesión de más competencias y requiere otro 155, mientras que el PP -con apenas 4 diputados- lucha por no desparecer de Cataluña. Esta división también ha distanciado a los partidos y a sus dirigentes. Y muchos están convencidos de que ha llegado el momento de reconstruir puentes.
Además, fuentes de los tres partidos reconocen el desgaste político y personal de este período tan convulso de la historia de España. Y recuerdan que el proceso separatista no se puede circunscribir al referéndum del 1-O.
"Llevamos a vueltas con el 'procés' desde al menos 2011-2012", dicen.
Nunca lo comentan en público, pero Arrimadas, Iceta y Albiol han sufrido escraches, insultos y el permanente rechazo de una parte de la sociedad catalana enfervorizada por el separatismo. Y han vivido o viven con escolta.
SCC y Millo
La renovación del constitucionalismo, y su división, no se ha quedado solo en la política. Sociedad Civil, por ejemplo, vive momentos convulsos desde la destitución de José Rosiñol. La elección contra todo pronóstico de Josep Ramón Bosch en enero ha destapado luchas partidistas por el control de la organización que reunió a Ciudadanos, PSC y PP en dos manifestaciones multitudinarias en Barcelona.
La defensa que Bosch ha hecho del diálogo entablado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la Generalitat de Quim Torra y su rechazo a un nuevo 155 le han costado las críticas y el desapego de los socios más próximos a las tesis de Ciudadanos y el PP.
El procés también se ha llevado por delante a los altos cargos de Rajoy defenestrados por la moción de censura. Enric Millo, Delegado del Gobierno en Cataluña durante los sucesos de septiembre y octubre del 2017, se ha refugiado en Andalucía como secretario general de Acción Exterior de la Junta.
Roberto Bermúdez de Castro, secretario de Estado para las Administraciones Territoriales que gestionó el 155 en Cataluña, dejó la política y trabaja ahora en la Liga de Fútbol Profesional.