Pedro Sánchez ha vuelto a imprimir un sello personalista a su presidencia en las pocas semanas transcurridas desde la investidura. Y el PSOE ha quedado relegado a un segundo plano, casi escondido tras un arranque de mandato marcado por la negociación con el separatismo catalán.
El PSOE tiene previsto celebrar su 40 congreso federal este año, pero no en verano como es habitual. Según fuentes consultadas por Vozpópuli, lo más probable es que se traslade al final de este 2020. La razón fundamental es que no se quiere interferir en la negociación presupuestaria y los procesos electorales en Galicia, el País Vasco y quizá Cataluña.
Este calendario también afecta a los congresos autonómicos y provinciales, que se celebran en cascada a continuación del federal. En este caso se esperan algunas batallas importantes, como la posible sucesión de Susana Díaz en Andalucía o la enésima renovación en Madrid.
Andalucía y Madrid
Las distintas federaciones del PSOE están todavía moviendo sus hilos en los segundos y terceros escalones del Gobierno. Y la prudencia y el silencio, a la espera de que se completen los nombramientos en el Consejo de Ministros de este martes, imperan entre los cuadros socialistas ante los primeros pasos del presidente del Gobierno.
El socialismo andaluz se está aglutinando entorno a la figura de María Jesús Montero. Su papel como ministra de Hacienda y portavoz del Ejecutivo le conceden un papel muy relevante en los próximos meses. Su nombre suena en todas las quinielas como candidata a la Junta de Andalucía.
Otras federaciones, como la madrileña, están aprovechando los nombramientos para ir colocando a las cabezas visibles de su enésimo proyecto fallido para la Comunidad y el Ayuntamiento. La salida de José Manuel Rodríguez Uribes al Ministerio de Cultura y Deportes; Pilar Llop, a la presidencia del Senado y los intentos por colocar a Ángel Gabilondo como Defensor del Pueblo son el ejemplo de esta operación salida.
El último alcalde socialista de Madrid fue Juan Barranco (1986-1989). En la anterior legislatura, el PSOE sostuvo a Manuel Carmena
"Tenemos que darle una repensada general al proyecto", admiten fuentes del PSM, que lleva 24 años sin gobernar la Comunidad de Madrid. Peor es el caso del Ayuntamiento de la capital. El último alcalde socialista de Madrid fue Juan Barranco (1986-1989). En la anterior legislatura, el PSOE sostuvo a Manuel Carmena.
El poder del PSC
El PSC, por su parte, sigue ganando peso en el PSOE de Sánchez. Salvador Illa, uno de los negociadores del acuerdo con ERC y secretario de Organización del partido en Cataluña, es el nuevo ministro de Sanidad. Pero además, el PSC está marcando el paso en el diálogo entre el Gobierno y el independentismo. Y está por ver si tratan de introducir algún reconocimiento especial para Cataluña en el próximo congreso socialista.
El PSOE, en las declaraciones de Granada y Barcelona, apuesta por el federalismo y reconoce la plurinacionalidad de España. Pero hasta ahora ha sido poco más que retórica.
Las encuestas, dicen fuentes del partido, son de momento buenas para los dos socios de la coalición. Y creen que polémicas alimentadas por el PP y Vox como la del pin parental se lo acaban poniendo fácil.
Cada comunidad tiene sus propias particularidades. En Cantabria, el acuerdo de Gobierno con Miguel Ángel Revilla ha estado a punto de saltar por los aires tras el voto negativo de los regionalistas a la investidura. Y existe una corriente interna muy crítica con su actual liderazgo.
El contrapeso de Lambán y Page
Otras federaciones se han quedado fuera del reparto de poder en el Ejecutivo, en especial las que han marcado distancias con los primeros pasos de Sánchez. Son casos como el de Aragón y Castilla-La Mancha. Javier Lambán y Emiliano García-Page han sido los únicos barones que han criticado determinados movimientos de su secretario General. Díaz se ha mantenido al margen, consciente de su debilidad, y Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, también.
Los barones fueron laminados de los principales órganos de dirección del PSOE tras la incontestable victoria de Sánchez en las primarias. Y nada indica que tengan la fuerza suficiente para ejercer de contrapeso al poder absoluto que tiene el secretario General, además ahora reforzado en La Moncloa.
Pero de aquí a final de año pueden pasar muchas cosas. El retraso de los Presupuestos preocupa a los dirigentes socialistas, que temen una retahíla de cesiones a los partidos independentistas difíciles de asumir. Y hay encima de la mesa el compromiso de una consulta en Cataluña que nadie sabe muy bien sobre qué va a versar.
La influencia de Iván Redondo
Otro de los focos de debate es la relación con Unidas Podemos, ahora socio de Gobierno pero rival electoral. El PSOE necesita a Pablo Iglesias pero a la vez quiere debilitarle en las urnas. La desconfianza es mutua entre los dos partidos.
Sánchez renovará su Ejecutiva, donde algunas personas ya casi no ejercen el papel para el que fueron designados. Está por ver el papel de José Luis Ábalos después del escándalo de su reunión secreta, desvelado por Vozpópuli. La confianza de Sánchez en Ábalos es de momento ciega.
Y, por último, nadie obvia el creciente poder de Iván Redondo, todopoderoso director de Gabinete del presidente. No es militante del PSOE, pero su influencia es determinante. Lo ha sido en período electoral y seguramente lo sea en la renovación orgánica del partido. Redondo es un firme convencido de los estilos personalistas. Personas por encima de siglas. Y esa idea probablemente impregne el futuro de inmediato del PSOE mientras Sánchez siga al frente.