La presidencia 'simbólica' de Puigdemont tendrá que esperar. Su proclamación al frente de la 'República catalana en el exilio' se ha pospuesto 'sine díe'. El embrollo de la investidura de Jordi Sánchez ha alterado los planes del expresidente prófugo. Todo estaba previsto para el domingo pasado. La ceremonia de Waterloo se celebraría antes que el pleno del Parlamento en Cataluña. En su mensaje de renuncia 'provisional', Puigdemont anunció que convocaría a los diputados catalanes para poner en marcha el 'espacio libre de Bruselas', el 'consejo de la República' y la 'asamblea de representantes'. Entidades ficticias, réplicas del Govern y del parlament, improvisadas para dar satisfacción al expresidente.
El primer paso sería su proclamación, en una ceremonia a la que asistirían no sólo parlamentarios de todos los colores del secesionismo, sino también alcaldes y concejales. Una peregrinación masiva para un acto que se pretende solemne e 'histórico', de acuerdo con versiones que circulan en el denominado club de Flandes. Los planes para este acontecimiento se han debido congelar a la espera de que se despeje el horizonte en la Cámara catalana. Roger Torrent, el presidente del Parlament, mantiene el pleno del lunes para investir a Jordi Sánchez. El TC le ha negado la salida de prisión. El Supremo ha aplazado su repuesta a la petición para que el candidato pueda, al menos, personarse en el Hemiciclo para presentar su plan de Gobierno. De nuevo el suspense y el punto muerto.
Policías y espías
En la mansión de Waterloo, donde ya reside el expresidente, apenas hay movimiento. En la planta primera, donde se ha montado una especie de área administrativa, trabajan los colaboradores de Puigdemont. Por allí se acercan los cuatro exconsejeros que participaron de la fuga. También se reciben visitas. Poca actividad. "Miembros del CNI y de la policía española rondan por los alrededores de la casa", señala un periodista de la causa.
El ilustre prófugo prepara su libro sobre Europa mientras posa para Jillian Edelsein, la fotógrafo de Mandela. "El viaje de Cataluña hacia la independencia", resume Puigdemont, en su ajetreada cuenta de tuiter, el espíritu de esa instantánea, en la que ya posa como todo un 'presidente de Libertonia', según el comentario de un diputado del PDeCAT.
Pretende Puigdemont, tras su proclamación, poner en marcha un proceso constituyente. Ya hay gente trabajando en ello. Reunirá a su gobierno de atrezzo al menos una vez al mes. Acaricia también la idea de mantener el control absoluto sobre la Generalitat. De ahí que su primer paso fuera designar al candidato a la presidencia. También está enredando en el reparto de consejerías. De momento no piensa ceder ni un milímetro en sus atribuciones. Y hasta acaricia la idea de volverse a presentar de candidato en unas nuevas elecciones.
Un panorama ilusorio a la espera de los siguientes pasos de la Justicia. Puigdemont pretende permanecer en Waterloo durante tiempo indefinido. Años. No parece que el juez Llarena comparta ese criterio. La fuga a Bruselas no seguirá demasiado tiempo, señalan fuentes de tribunales.