A Carles Puigdemont se le agota el tiempo y se le estrecha el cerco. El chicle de la fuga del 'president legítimo' no da más de sí. Sus socios de ERC le cierran el paso hacia una investidura legal. Incluso la ANC, el 'brazo agitador' del independentismo, le ha puesto la proa. El plan B que nunca existió empieza a dar señales de vida.
En el entorno del expresident se apunta el día 27 como fecha para el insistentemente anunciado 'paso al costado'. También lo mencionaba este martes 'La Vanguardia'. Hay un dato que ahora se conoce y que lleva a atar cabos. Ese día, Puigdemont tiene programado un acto en el Parlamento federal belga. Una reunión promovida por el partido nacionalista NV-A que tendrá lugar en una de las salas del recinto del legislativo. Todavía no hay autorización. Ha de darle el visto bueno el comité de los presidentes de la Cámara, que agrupa al titular, a todos los expresidentes que siguen siendo diputados y a un parlamentario de cada grupo.
Jordi Sánchez, el elegido
Caso de lograr el 'sí' de los presuntos anfitriones, Puigdemont podría utilizar esa sesión, programada oficialmente para hablar sobre la situación de Cataluña, para protagonizar una ceremonia de investidura 'simbólica'. No se sabe quién hará de público o de testigo. Se habló en su día de la 'Asamblea de electos', integrada por diputados y alcaldes de la región. Habría despliegue de discursos, parafernalia, himno y ovaciones. Y un directo de TV3, detalle en el que siempre piensa el expresidente, al cabo, antiguo periodista.
"No será posible pero se intentará", señala una fuente secesionista. Puigdemont busca la forma de seguir detentando el título del presidente y, al mismo tiempo, designar a su sucesor 'legal' en la Generalitat. Jordi Sánchez parece el elegido. Pese a que el exlíder de la ANC se encuentra en prisión, podría ser autorizado por el juez para asistir a su investidura. Volvería luego a Soto del Real, desde donde podría ejercer el cargo al menos hasta que el magistrado Llarena decrete su procesamiento y sea inhabilitado. Entonces, Puigdemont nombraría a otro 'president'. Y así sucesivamente. "Puede haber tres o cuatro en dos años", señalan las fuentes mencionadas. Jordi Turull, que también suena para el cargo, está libre pero imputado. Sólo Elsa Artadi se libra del largo brazo de la Justicia.
El 'club de Puigdemont', ese equipo de leales y asesores que le acompañan en su refugio de Flandes, pretendía celebrar la investidura simbólica en la 'embajada' catalana en Bruselas. Exteriores no lo admitiría. Ya le impidió celebrar su encuentro con el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent.
"Lo importante es que permita que haya un presidente 'efectivo' para que nombre un Gobierno y acabemos con el 155", insisten desde ERC. El cerco se estrecha. Quizás no sea el 27, pero el día de la verdad parece más cerca, añaden.