Medio centenar de ofertas espontáneas de todo tipo han ido llegando a Moncloa estos últimos días para ofrecerse como mediadores en el terremoto catalán. Empresarios, políticos, en activo o retirados, dirigentes de ONG, iglesia y hasta el expresidente de un club de fútbol figuran en el alud de postulantes.
La postura oficial del Ejecutivo central es que no hay mediación que valga mientras el presidente de la Generalitat no se avenga a retirar la amenaza del DUI (declaración unilateral de Independencia) y retorne a la casilla de salida. Es decir, reniegue de los pasos dados desde el pleno del 'Parlament' del pasado 6 de septiembre y se sitúe en el plano de la legalidad.
Puigdemont se aferra a una singular oferta de diálogo, un trampantojo que implica tan sólo hablar sobre cómo se allana el camino a la secesión. Únicamente quiere negociar sobre las condiciones para celebrar otro referéndum, dicen en Moncloa. No es posible. El 'president' lanza voces por Europa para lograr algún candidato a mediador de ciertas altura. Sondeó en su día a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo. Trascendió que David Cameron hizo llegar algún tipo de mensaje a la Generalitat, versión no confirmada. Nada han avanzado los impulsores del golpe a la democracia en este terreno.
Hubo alguna sugerencia con políticos nacionales, como José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo nombre en su día esgrimió Pablo Iglesias. El expresidente del Gobierno español ha desarrollado oficios de 'hombre bueno' ante el dictador venezolano Nicolás Maduro. También se postuló a Javier Solana, exministro del PSOE y ex secretario general de la OTAN, entre otros cargos de relevancia, para este cometido. Su nombre emanó del entorno de Zarzuela, según fuentes no oficiales. Incluso Miquel Roca, tantos años 'embajador' de Jordi Pujol en Madrid, al frente ahora de un potente bufete de abogados, encabezó una propuesta aireada desde círculos empresariales catalanes.
Puigdemont rechazó los tres nombres, en su empeño por conseguir un mediador internacional que le abriera la puerta de Europa a una Cataluña independiente. La mediación ha pasado a segundo plano conforme avanza el calendario y se acerca la aplicación del 155 por parte del Gobierno. Puigdemont duda ahora en su proclamar la independencia y después convocar elecciones 'constituyentes', una estrategia que inspira y defiende Artur Mas. El Congreso de los Diputados era este miércoles un hervidero de versiones sobre la posibilidad de que el 'president' haya recapacitado y esté a punto de abrir un camino razonable al desastre en el que se ha embarcado, mediante la celebración de comicios anticipados. En Moncloa, de darse ese paso, archivaría el 155 e incluso abriría la puerta a un diálogo dentro de la legalidad.