Daniel Lacalle y Andrea Levy abandonan sus escaños en el Congreso apenas una semana antes de las elecciones. Una decisión razonable pero que ha producido enorme sorpresa en las filas de su partido. Lacalle, el asesor máximo de Casado en asuntos económicos, comentaba en su despedida que quiere dejar paso a Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, que quedó fuera del Parlamento.
Andrea Levy, por su parte, tuvo que optar entre su número dos al Ayuntamiento madrileño y su sillón en la Cámara Baja. Poco se entendía esa duplicidad en el equipo municipal del PP. Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas, es la responsable de los diferentes programas electorales del PP. Ha optado por sumarse a la batalla de Madrid, clave para el futuro de Casado y del propio PP.
¿Goteo o estampida?
El paso al costado de Lacalle era esperado. Llegó al cuarto puesto de la lista al Congreso con la mirada puesta en la cartera de Economía. No hubo carambola a la andaluza y el PP no logró su objetivo. Lacalle ha optado por volver a la empresa privada, donde goza de un prestigio notable. El rumor se convirtió en noticia, aunque a destiempo. En plena campaña electoral, una defección de este calibre produce turbulencias.
"Se van de dos en dos, esto es un desastre" en los grupos del PP en internet. Es idea general que Casado debería haber esperado a que se celebraran las elecciones para tomar esta decisión. "Damos sensación de que hay una estampida", se lee en estos círculos. "O un goteo", apuntan. En cualquier caso, no se trata de un mensaje positivo, sino de un síntoma que crea inquietud. Desde Génova se envían a estas horas mensajes tranquilizadores. Son dos hechos concretos, insisten, no hay que pensar en una epidemia. Las dudas, en cualquier caso, flotan en el aire.
