Dos severos reveses para Pablo Casado tan sólo 48 horas después del cierre de la Convención Nacional de los Populares. Ruth Beitia, su gran apuesta personal para la candidatura de Cantabria, ha renunciado como cabeza de cartel en Catabria. Juanma Moreno, el flamante presidente andaluz, 'primus inter pares' de los barones del partido, ha formado un Gobierno rebosante de 'arenistas' y 'sorayistas'. Sin rastro del sector andaluz que apoyó a Casado en las internas de la formación.
Todavía humean los rescoldos del 'sorayismo' en el PP. Sáenz de Santamaría se personó en el cónclave de su formación este viernes, junto a Mariano Rajoy. Pasó inadvertida. YRompió formalmente con Casado tras las primarias y se fue al Consejo de Estado. A su llegada al recinto del cónclave del PP, algunos selfies, amables parabienes y poco más. Y un par de referencias corteses desde el estrado. Su huella, sin embargo, sigue ahí. Declinante, pero viva. Se acaba de comprobar en Santander y en Sevilla.
Ruth Beitia ha tirado la toalla. La medallista olímpica de salto de altura envió este martes un mensaje a su presidente en el que le anuncia su decisión de "abandonar la vida política por razones estrictamente personales". Renuncia a la candidatura, a la secretaría de Deportes del PP, a su puesto en la Ejecutiva y a su escaño en la Cámara regional, donde llegó hace ocho años.
Buruaga, la sustitua
María José Sáenz de Burugua, la presidenta de los populares de Cantabria, ocupará su puesto. La venganza se ha consumado. Buruaga pretendía el puesto, como es costumbre en el PP, dada su condición de jefe de filas de la organización en la zona. Beitia fue un empeño personal de Casado. Sáenz de Burugua, que apoyó en forma decidida la candidatura de Sáenz de Santamaría en las primarias, se resistió con firmeza. Una reunión muy acalorada en Génova le obligaron a asumir a la candidata. Lo aceptó de muy mal grado, según fuentes de la formación. "Se la tenía jurada", apuntan.
Beitia se había estrenado como cabeza de cartel con unas declaraciones desafortunadas en las que aseguró que “se debe tratar por igual a un animal si está maltratado, una mujer y un hombre, porque todos somos seres humanos”. Tales palabras, en Onda Cero, produjeron una oleada de comentarios adversos entre sus filas. Buruaga animaba discretamente la ola. Sus enemigos, que son muchos, las esgrimieron con una prueba de su bajo nivel político, de su amateurismo y de sus escasas condiciones para ese puesto. Casado la defendió, le quitó importancia al asunto y recordó que Beitia no es una recién llegada, que está en política dese hace una década, que es diputada y formaba parte de la Ejecutiva nacional.
No brilló tampoco en forma especial en la Convención del fin de semana. Participó en el panel dedicado a los candidatos autonómicos. Tres minutos por cabeza. Charló sobre la importancia del deporte, en forma deslavazada, inconexa. Estaba muy desanimada, señalaban en su entorno. Desde hace días circulaba por el PP el rumor de su inminente renuncia. Ha dejado que transcurran 48 horas desde la apoteosis de Casado en Ifema para hacer público su abandono de la política. Se ha impuesto el familia que perdió el pulso por la sucesión de Rajoy.
La tormenta andaluza
También bajan revueltas las aguas en Andalucía. Pese al éxito de conseguir la Junta, se advierten severas turbulencias en el seno de la formación. Tiranteces entre Madrid y Sevilla. Un a tensión larvada. La dirección nacional del PP ha asumido con impávido estoicismo la alineación del primero gobierno de Juanma Moreno. Ni un comentario de reproche. la procesión va por dentro. La mayoría de los nuevos consejeros son afines a Javier Arenas o a Sáenz de Santamaría. "Se ha dejado hacer, no ha habido injerencias ni se han condicionado los nombramientos", señala una fuente del partido.
Nada que ver con la 'integración' famosa que predica Pablo Casado desde que llegó a la cúspide de la organización. Ya se le ha enviado desde Madrid un claro mensaje a Moreno. Génova pretende que en los cargos intermedios de la Administración andaluza aún por nombrar aparezcan nombres de todas las tendencias. Alguna representación del sector que ganó las primarias. "Parece un cordón sanitario a los pablistas", señalan en fuentes del PP andaluz. "Estaremos vigilantes".
"El que manda en el PP andaluz soy yo", declaró, severo, el nuevo presidente en su discurso de investidura. Teodoro García Egea, número dos del partido, se encontraba en la tribuna de invitados. Ni pestañeó. Casado asistió el viernes a su toma de posesión. Ni una indicación al respecto. Abrazos y felicidad. Ni un consejo. Pero se esperaba otra cosa. Al menos, algún guiño con la familia del PP que se la jugó en la interna y que apostó por el nuevo presidente.
Aclamado en la Convención
Las cosas no han empezado bien entre Sevilla y Madrid. Moreno fue uno de los triunfadores en la Convención Nacional del pasado fin de semana. Todo el auditorio puesto en pie le aclamó con el gran 'barón de barones'. Tuvo una intervención bree pero intensa. Vibrante. Casado lo quiere en la campaña de mayo. Es el símbolo de que 'la vía andaluza' puede trasladarse a otras regiones. Un motivo para la esperanza. Poco tiene que ver con 'el nuevo PP'.
Otra cuestión es que pretenda hacer de Andalucía un mundo aparte. Como Feijóo. Los nombramientos del Consejo ha sido la primera señala. Salvo un independiente, Alberto García Varela, que llega de la Hacienda de Cristóbal Montoro. Ni un 'pablista'. Ni un afín a Cospedal. Juan José Nieto, exalcalde de Córdoba y exsecretario de Estado de Seguridad, ha quedado fuera. País Vasco, Cantabria, Andalucía, no son territorio Casado. Galicia, menos aún. "Ya habrá tiempo para todo", comenta una fuente de Génova.